top of page

El Chaco y después de Adolfo Cárdenas

Diego Mattos salda un pendiente y reseña “El Chaco y después”, libro de cuentos del legendario autor Adolfo Cárdenas

Es un placer escribir esta corta reseña. Adolfo Cárdenas fue mi catedrático de Escritura Creativa 2 en la carrera de Literatura allá por el lejano 1999, si la memoria no me falla. Luego, se formaría una amistad a través de múltiples charlas, particularmente en la Feria del Libro de La Paz que es cuando lo encontraba siempre que me tocaba visitar Bolivia. La casualidad quiso que, en julio de 2022, yo estuviera presente justamente para la presentación de “El Chaco y después” (Editorial 3600) en la Casa del Poeta. La misma casualidad hizo que la editora del libro no pudiera llegar a tiempo, por ello –y con la prerrogativa del “el show debe continuar”–, Marcel Ramírez me pidió comentar el libro con Adolfo a manera de charla.

Y así lo hicimos.


A manera de aplacar los nervios, me recordé que había tres razones por la que estaba calificado para la tarea. La primera, conocía bien a Adolfo Cárdenas y su obra. La segunda, como parte de mis investigaciones académicas de la época, hace un tiempo yo había escrito un artículo académico justamente sobre la literatura de la Guerra del Chaco. La tercera, la Guerra del Chaco ha estado muy presente en mí y en mi familia habiendo mi abuelo paterno sido benemérito de la misma. Nunca pude comentarle a Adolfo mis impresiones sobre El Chaco y después personalmente, él se marchó al año siguiente. Valga esta oportunidad para hacerlo: ¡Adoooolfoooooooo! ¡Aquiiiiií eeeeestaaaaaá mi reseeeeeñaaaaaaa!


Si hay algo que caracteriza a la literatura de la Guerra del Chaco es su relación estrecha con la figura de la ausencia. Se trata de una ausencia dual, física y figurativa. La primera es la obvia, por un lado, el territorio que Bolivia pierde con el Paraguay, 234 mil kilómetros cuadrados, por otro, las pérdidas humanas, alrededor de 50 mil muertos. La segunda viene a ser el vacío que produce el trauma de la guerra al imaginario nacional. El más importante, sin duda, la ausencia misma de sentido como país. Eso es más o menos lo que intuye Zavaleta Mercado cuando afirma: “El país tiene razón cuando se siente frustrado porque, en la movilización, en la conducción de la guerra, en la lucha de los días, descubre que no es verdaderamente una nación. Los bolivianos van a conquistar o a defender el país territorial, descubren que hay que conquistar el país histórico cuyo enemigo no es, desde luego, el Paraguay.”


¿Cuál es el enemigo entonces? Posterior al conflicto, la respuesta la produce la generación del Chaco diecisiete años después en lo que devendría la Revolución Nacional de 1952: el enemigo del país ha sido siempre la aristocracia minera en control del Estado. En el momento mismo de la guerra, el enemigo es el gobierno de turno reprimiendo a los habitantes del campo con el objetivo de reclutar soldados para el frente de batalla.


Al igual que Aluvión de fuego de Óscar Cerruto, El Chaco y después privilegia el conflicto más íntimo y urgente: la guerra interna del gobierno contra las poblaciones indígenas del altiplano. Un campo sangriento, donde la ausencia se hace presente en los cuerpos de hijos y hermanos secuestrados por el ejército y también, por supuesto, por aquellos que caen al resistir las arremetidas del ejército boliviano en contra de sus propios connacionales.


“Alajpacha”, “Chacharcomani” los primeros dos cuentos de la primera la parte del libro (titulado “El Chaco”), y también los más extensos, componen un espacio caótico en donde los personajes habitantes del campo escapan de la violencia del ejército que viene a cazarlos. El lenguaje es preciso y particularmente sonoro y onomatopéyico (sello Adolfo Cárdenas) buscando plasmar la amenaza que se viene encima, con ella el sufrimiento y, ante todo el miedo:


Primero parecían solo los aullidos que de tanto escucharlos ya no los oía, luego el viento que no soplaba de ninguna parte; pero algo más era, en el fooondo como tun tun tutututun tun que crecía de a poquito, pero sin cortarse, creciendo, creciendo hasta hacerse más grande. BUM BUBUBUM BUM BUM BUBUBUMMM, así diciendo, ya como ckullasos en tambor de cuero viejo y cada más cerca…(17)


Como ejemplo, en “Alajpacha” la ausencia se representa a través de la madre muerta llamando al hijo desde el Alajpacha(entiéndase cielo), hijo que se encuentra en medio del campo de batalla altiplánico, llamado que se hace de manera insistente y repetitiva con el fin de salvarlo:


¡Pelagioooooo…! Veeeennnnn ¡Pelagitoooooo…! No te quedes, hijo ¡Veeeennn…! ¡Veeeeeeennnnnn…! Tan solita miás dejado… (15)


“Sepulturas” es el tercer cuento, quién sabe el más logrado de la serie. La historia de un desertor que en camino a la guerra se escapa para preferir habitar el campo en la población de “Sepulturas.” En este cuento, la violencia mayor que se teme no es la del Chaco, sino la violencia que la madre representa desde la infancia del personaje. Es en “Sepulturas” donde, tiempo después, la madre lo encuentra y, llena de vergüenza, lo obliga a reintegrarse al ejército. Para asegurarse de que el hijo no escape otra vez, padre y tío lo acompañan hasta el frente mismo de batalla. Sin embargo, apenas llegados a la línea de fuego, se da un ataque enemigo repentino donde el padre fallece. Por ello, tío y sobrino se embarcan de retorno a la ciudad llevando el cuerpo. Es en el viaje de retorno que el personaje decide saltar del camión y escaparse una vez más, prefiriendo cualquier destino a la violencia del reencuentro con su madre.


“Sepulturas” es el único texto de la serie en donde el frente de batalla en el Chaco se hace presente. Aunque breve, solo dos páginas en un total de veintinueve, se lo describe en todo su esplendor:


El humo y la tierra combinados imponían una impresión borrosamente volátil en todo ese sector, que más visible, era básicamente auditivo: gritos de terror, quejas, gemidos, silbido de proyectiles, estallido de granadas, lamentos, alaridos, explosiones y sirenas, en aquello que, a posterior testimonio de algunos veteranos, no fue más que una escaramuza. (74)


Valga recalcar que en la mayoría de los cuentos de El Chaco y después, una de las ausencias mayores es la del Chaco como espacio de acción. Es decir, lo único que queda del evento es la referencia a la contienda a través de la palabra Chaco. De cierta manera, la palabra, entendida como significante, reemplaza al evento mismo. Es decir, se constituye en una manera poderosa de anular un presente que se quiere evitar, anular, o del que se quiere escapar, en este caso la traumática guerra por la que atraviesa la sociedad civil boliviana.


Es en la segunda parte del libro, titulada “Y después”, donde encontramos otra faceta de la ausencia, esta vez entendida como ausencia de razón. El relato “La brigada fantasma” nos cuenta la historia de Saúl Tellería, un músico que se hace tal luego de escuchar incontables historias y anécdotas sobre el Chaco de la boca de su abuelo, benemérito de la misma. Tanta es su fijación e inmersión en lo que es el Chaco como herencia, que termina cantando en el cementerio imaginando que es la cantina que frecuentan ex combatientes de verdad. El trauma post guerra heredado de generación en generación es brillantemente capturado en este relato. Trauma simbólico, por supuesto, extendido a la psiquis de la sociedad boliviana en su conjunto.


Esto me lleva al último punto, ¿por qué escribir sobre el Chaco noventa años después?, ¿cuál la necesidad?, ¿cuál la urgencia? En el prólogo del libro Adolfo Cárdenas habla de rendir un homenaje a dos titanes de la literatura boliviana, Augusto Céspedes, autor de Sangre de mestizos y Óscar Cerruto, autor de Aluvión de fuego. Es un motivo más que válido, por supuesto. Sin embargo, también podríamos entender El Chaco y después como el eco de la urgencia que generó la Guerra del Chaco en su momento: es vital re-pensarnos como país, reconstruirnos, re-imaginarnos en un momento profundo de desilusión en cuanto a lo social y lo político. El Chaco y después es ante todo eso, un eco, que le recuerda a la sociedad boliviana la deuda que tiene consigo misma.

 

Manchester by the Sea, 2025

Comments


Recibe nuestras novedades

¡Gracias por tu mensaje!

  • Facebook
  • Twitter

© 2023 Creado por LaGaceta con Wix.com

bottom of page