Una conversación en la que la escritora argentina devela algunas de las premisas de su libro El corazón del daño (Mantis, 2023).
- En El corazón del daño hay momentos autobiográficos, intuimos, y mucha ficción, pero está claro que la poesía lo atraviesa todo y predomina. ¿Dónde queda la poesía en una cartografía entre la realidad y la ficción?
- En un texto de mi libro El arte del error, escribí: “El arte empieza allí donde la trama, como diría el crítico argentino Miguel Dalmaroni, cede el puesto al trauma, concentrándose, a un tiempo, en lo que es sin nombre y lo que se le escapa. O bien, lo que es igual: allí donde el lenguaje se vuelve falta de lenguaje y hace de esa falta una riqueza porque ¿dónde se podría buscar mejor un infinito que en la localización del vacío? ¿Tengo que agregar que las ideas son emociones de la inteligencia? ¿Que el pensamiento se parece siempre a una victoria fugitiva? ¿Que la poesía es una declinación del asombro? ¿Que, en la prosa que vale, la poesía sigue estando cerquísima de sí misma?”.
- ¿Tiene sentido hoy en día pensar la literatura desde los géneros? Por ejemplo, ¿buscar una distinción entre María Negroni poeta y María Negroni novelista?
- Hay que reconocer que, cuando se trata de ubicar los libros en los estantes de las librerías o las bibliotecas, la división entre géneros puede resultar útil. Pero en lo que concierne a la literatura en sí, me parece completamente irrelevante. No hay más que una literatura, la que modifica la forma de leer, la que lleva a quien lee a mirar el mundo de otra manera, a adentrarse en su mundo interior, allí donde nos esperan los temas fundamentales de la existencia.
- Tras leer el libro, me queda una sensación de que el lenguaje lo trasciende todo. Planos y niveles. No solo en estilo y forma, también en contenido. Lenguaje como origen, como motivación, herramienta y canalizador; e incluso como finalidad…
- Nada que agregar. Creo que lo has captado muy bien. Yo coincido. El personaje principal de este libro no es la madre, ni siquiera la narradora, sino el lenguaje mismo. Yo diría incluso que todo está puesto allá para la elaboración de una cierta filosofía del lenguaje.
- En El corazón del daño muchos de sus otros libros son esenciales, no solo como referencia, sino como elemento central para decir lo que busca decir. ¿Hasta qué punto cada libro de un autor puede tener independencia, no ya de la vida del autor, sino del conjunto de su obra?
- Tengo la impresión de que siempre estamos escribiendo el mismo libro. A lo sumo, nos movemos, como en la vida, en forma de espiral, revisitando las mismas obsesiones, con suerte, desde otro lugar, levemente más abajo o más arriba o más al costado, con algo más de sabiduría o de experiencia, pero nada más. La escritura, por lo demás, no solo está vinculada al resto de la obra propia; también tiene relación con la de todos aquellos y aquellas que escriben en nuestro tiempo y quienes nos precedieron o nos seguirán. Susan Sontag decía que la literatura es un gran libro que escribimos entre todos.
- ¿Cómo recibe la edición boliviana de la novela?
- Es hermoso que la editorial Mantis haya propuesto esta edición. Me da muchísima alegría.
- Y, para seguir con el tema, una reflexión sobre el panorama editorial hispanoamericano: desde la pugna de las editoriales independientes y las megacorporaciones, pero sobre todo desde la situación del autor ante estos y ante el mercado.
- La situación es muy compleja. La fuerza de la industria editorial concentrada es inmensa y es difícil escapar a sus mandatos. Los mecanismos con que operan las megacorporaciones son muchas veces perversos. Se apropian con velocidad increíble de los reclamos del momento (la diversidad sexual, la denuncia de los femicidios, la ecología…), y los vuelven “temas de agenda” o modas o productos de mercado, es decir bienes consumibles y generadores de ingresos. Los autores muchas veces sacan provecho (se vuelven cómplices) de estas operaciones, pero, por lo general, las padecen. Como en casi todas las épocas, hay que ser muy valientes para sostener la disidencia.
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