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Una lectura a modo de breve glosario

Apuntes en torno a Carnada (Parc editores, 2025), novela de la uruguaya Eugenia Ladra que se presentó en la Feria Internacional del Libro de La Paz.


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Marga: ella nace, muere su madre y el pueblo se inunda. La creen yeta. Crece y cobra una extraña rebeldía para tomar siempre la iniciativa.

Recio: llega a Paso Chico, joven, casi mudo, misterioso. Primero duerme en un parque, luego lo acogen en las casas por turnos semanales.

Paso Chico: hierve con la canícula casi perenne. Infierno grande, como todo pueblo chico, que en los albores del siglo XXI parece un enclave detenido en el tiempo y en el imaginario de Santa María, Macondo y hasta Yoknapatawpha.


El calor había empezado a aflojar y Paso Chico, de a poco, dejaba de ser ese terreno vacío que se volvía después del almuerzo, cuando el sol pegaba de punta y ni los bichos se animaban a asomarse de sus guaridas. (13)


La gente: se vive de lo que se pesca; y del chisme del día, y de la borrachera o la más mínima novedad que rompe la demoledora monotonía

Los perros: dominan Paso Chico: corretean, duermen e interactúan con el pueblo; o deambulan en las afueras, o contemplan y atestiguan lo que nadie más puede ver.

…y atrás, siguiéndolos de cerca, los perros, con la cola frenética, festejando que el pueblo, al fin, se mudaba a la calle. (77)

La Paraíso: el boliche donde casi todos los hombres pasan su tiempo, el que les queda luego de pescar. la agüita de arroz es la manera de resistir, soportar y seguir.

Parecía otro lugar cuando en La Paraíso no había ni gente ni humo ni cumbia que sonara a lata y muchomenos cuando Lisito no estaba detrás de la barra, sino pasando una escoba que juntaba colillas, pelos enredados y uñas arrancadas en los partidos de truco de esos días en que había buena pesca y plata para apostar. (94)


Uruguay: habla, vive, piensa y siente a su ritmo y paciencia; a contramano y con una envidiable quietud y lucidez.

Lenguaje: las joyas del habla uruguaya y de la impronta de la autora: “chorreando río”, “bajó la noche”, “muchomenos”…

En las calles solo había aguaciles muertos y, en las casas, el letargo estaba apoyado en todas las cosas, incluso en las que todavía intentaban movimiento: la señal de los televisores yendo y viniendo, los ventiladores girando sobre sí mismos y las respiraciones calmadas de los gurisitos dormidos. (133)


Eugenia Ladra: dota a su novela de una autonomía pasmosa: ¿cómo no creer que Paso Chico y sus personajes siguen sucediendo con más historias, entre eludir el calor y esperar que algo suceda? Artefacto extraño y muy entrañable esta Carnada.

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