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Si te gusta la oscuridad, de Stephen King

Reseña del más reciente libro del maestro del horror, que se puede hallar en los estands del Chuquiago Marka.


Plaza y Janés nos traen traducida la más reciente obra del maestro del terror, justo a tiempo para la Feria del Libro de La Paz: los cuentos Si te gusta la oscuridad.


Después de leer a King una queda en un estado alterado. Si ya se lo conoce y se aprecian sus relatos, se sabe que una nueva selección de cuentos es siempre una aventura, un subidón impredecible a la montaña rusa de emociones que conjura el mundo King.


En estos doce cuentos, muchos de los protagonistas son ancianos. Ancianos malvados o valientes, amantes de sus nietos e impacientes con sus hijos, comprensivos con el más allá y más sabios, como el diablo, solo por ser viejos. A manera de los magníficos enemigos de Holly, aquí los ancianos pueden aferrarse a la vida de maneras insospechadas o, como verdaderos héroes, pueden tener reacciones rápidas en situaciones de vida o muerte. “En la carretera de Slide Inn” es un gran ejemplo de ello.


También reaparecen temáticas fascinantes como los alienígenas (Tommyknockers y El guardián de los sueños son dos grandes novelas suyas sobre el género) en “Dos cabrones con talento” y “Los soñadores”, y continúan su vida personajes de la novela Cujo, en “Serpientes de cascabel”. Hay cuentos que comenzó de joven en los 80 y que termina ahora, 40 años después, porque la vida es así, tienes que haber vivido ciertas cosas antes de llegar a ciertas respuestas, como lo averiguará el protagonista de “Hombre Respuesta”.  


Cada relato y novela corta contenidos en este libro tienen algo que merece la pena destacar, frases contundentes “un gioblastoma es la idea de Dios de una bala calibre 45”, “el duelo podrá adormecerse, pero nunca muere del todo” y propuestas imaginativas, aunque un poquito crueles, como en “El experto en turbulencias” y “Finn”.


King escribe todos los días “para sentir la emoción de dejar atrás la rutina”, y su expectativa se abre como una flor ante todas las emociones de la experiencia humana, especialmente aquellas más oscuras. “El horror –nos dice– se aprecia mejor cuando se es empático y compasivo. Una paradoja, es cierto, pero una verdadera”.


Y cómo nos gusta ir de la mano con él, adentrándonos en la oscuridad, con el corazón temblando en anticipación. Buscando la sorpresa y el miedo, la revelación y el consuelo, subiéndonos, una vez más, a la montaña rusa plena de rincones oscuros y subidones de adrenalina que nos ofrece el gran maestro.

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