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celima torrico rojas

Jatun Mama

La Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia presentó en la más reciente Feria Internacional del Libro de Cochabamba el libro Encarnación Lazarte Zurita. Ensayo biográfico de Tania Suarez Sánchez, el volumen 5 de la Colección Biblioteca Biográfica. Extraemos la presentación escrita por la coplera y cantautora cochabambina Celima Torrico Rojas.


Encarnación Lazarte Zurita o mama Encarna es una mujer campesina que muy joven empezó́ a cantar a la Madre Tierra y a las bondades que nos brinda. Eran tiempos en los que el campesino no podía bailar ni cantar en quechua en la plaza principal de Cochabamba, mucho menos podía hacerlo una mujer de pollera. Todos podían cantar, pero los campesinos no; éramos discriminados.


Mama Encarna, la “Cholita del Valle”, enfrentó los tiempos de la hacienda y encaró los desafíos sociales de la Reforma Agraria. Creció́, además, en el olvido en el que vivían nuestros abuelos y nuestras abuelas durante la Guerra del Chaco, el exilio durante las dictaduras y el anonimato de la resistencia durante la época neoliberal.


Respecto a la industria musical, podemos decir que esta empezó́ en Cochabamba con Laureano Rojas y Francisco Sosa, que fue quien descubrió́ a la “Cholita del Valle”. En ese primer encuentro, Sosa les había pedido a las cholitas que cantaran para grabarlas. “Van a ser artistas ahora”, les dijo. A lo que mama Encarna respondió́ con asombro: “¿Ahora somos artistas? No vamos a cantar, estamos cansadas, más bien, compránoslo chicha”, bromeó sonriendo. Desde ese día, tardaron tres meses en localizar a la “Cholita del Valle”.



Cuando era niña escuchaba las canciones de doña Encarna. En Chilijchi, en Pocona, el municipio donde nací́, las personas mayores las hacían tocar en tocadiscos con pilas y comentaban sobre la cholita que cantaba. Les gustaba cómo las interpretaba con su privilegiada voz. Todos queríamos conocerla y, finalmente, en los años 80, la conocimos en el festival de coplas de Santa Vera Cruz en la Coronilla, cuando el recinto aún no tenía techo. En esa ocasión, Lauro la presentó como la primera coplera. En los intermedios, mama Encarna cantaba, el público la aplaudía y le tomaban muchas fotos por aquí́ por allá́. En ese entonces, nosotras, las mujeres de las nuevas generaciones, le llamábamos la “mamá” de las coplas de Santa Vera Cruz, Todos Santos y Carnavales.


La historia de la música en Bolivia era un privilegio solo de los varones. Encarnación Lazarte visibiliza e incorpora a la mujer de pollera, sombrero, tullma y trenzas, y a los quechua hablantes a la música boliviana. Mama Encarna no tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir, este derecho también era exclusivo de los hombres en ese entonces. A pesar de esto, se impone en la industria musical. A partir de ella, se incorpora a la mujer campesina en la industria musical boliviana.

Visité el hogar de doña Encarna. Es una mujer que sufrió́ igual que nosotras y proviene de una familia humilde del campo. Más adelante, la acompañé́ a filmaciones y grabaciones, en festivales realizados en el estadio Félix Capriles y el show de Radio Cosmos de Cochabamba. Hacíamos videos juntas; ella se robaba los aplausos del público.


Encarnación Lazarte, además, es una mujer luchadora que enfrentó los celos de su esposo y la pobreza que vivía su familia. Acorralada por esta situación, convence a su marido para seguir cantando. Así́, su esposo cuidaba a la wawa mientras ella grababa sus primeros discos.


Hoy, es la jatun mama de las nuevas generaciones quechua hablantes en la industria de la música boliviana. Su herencia es el orgullo con que nuestras niñas y jóvenes lucen al vestir de cholitas cochabambinas.


Preservar y fortalecer nuestra cultura, nuestra música, nuestro idioma quechua, nuestra pollera, nuestro sombrero qhochala y compartir con alegría en comunidad son los mejores reconocimientos que podemos ofrecer a nuestra mama Encarnación Lazarte Zurita.


Fotos: FC-BCB

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