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Un jardín musical

Primero de tres prólogos –que publicaremos en La Trini– del libro Flores para Nayjama. Trece ofrendas para guitarra del compositor orureño Daniel Álvarez Veizaga. El volumen, publicado en Bolivia por la Editorial 3600, reúne las partituras de las 13 piezas escritas para guitarra y 13 poemas “encargados” a 13 poetas bolivianos para dialogar con la música. La presentación de las obras musicales y del libro se realizarán en Cochabamba, Santa Cruz y La Paz.


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En todas las culturas, y más allá́ de su natural belleza, las flores han tenido una simbología y han servido y sirven para expresar los más nobles sentimientos de amor, gratitud, amistad y también dolor. Son una ofrenda de la madre naturaleza que es fuente de todos los sonidos.


Nayjama es una célebre novela del escritor paceño Fernando Diez de Medina, publicada en 1950, que sirve de punto de partida a la obra musical plasmada en este libro.


En Nayjama, “el Buscador”, es un personaje ficticio nativo de Bolivia, un soñador que deambula por el espacio andino, que habla con las montañas y que transita con holgura por todos los estamentos de la sociedad. De vida sencilla, él va descubriendo la belleza de las flores, dejándose llevar por sus colores, aromas y formas que las hace únicas.


El joven y muy talentoso compositor Daniel Álvarez Veizaga encontró en Nayjama la inspiración que le impulsó a dedicar muchas horas de trabajo sostenido durante meses para describir en música cada una de esas flores, maravilla de la creación.


Las flores por él elegidas, con el sigilo de un amante jardinero, provienen de varias latitudes, siendo algunas de ellas originarias de Bolivia. Como si él mismo las hubiera cultivado, Daniel quiso conocer a fondo no solo la naturaleza de cada una de las flores, sino también su hábitat y el entorno que las protege para luego recrear en la guitarra la esencia misma de cada una. No contento con los desafíos musicales a los que se enfrentaba, invitó a diversos poetas bolivianos a escribir versos a las flores escogidas. Si la forma lied nació con la música en comunión con la poesía, aquí el poema nace a raíz de la música misma.


Daniel explora hasta el infinito las posibilidades percutivas de la guitarra. Si Alfredo Domínguez logró incorporar, y con mucho éxito, sonidos de instrumentos autóctonos a sus creaciones musicales, así como lo hiciera también Fernando Arduz Ruiiz, entonces, ¿por qué no atreverse a reproducir en la guitarra, por ejemplo, una matraca de morenada o a describir las aristas punzantes de una puya raimondi, la reina de los Andes?


Las voces del charango asoman en varios pasajes de las obras y en ellas también hay una variedad de ritmos que no se limitan a los propios de las danzas de Bolivia.


Daniel es un excelente pianista, cuyas composiciones para piano y distintos ensambles de cámara y orquesta han sido muy bien recibidas, habiendo obtenido varios premios nacionales e internacionales. Es curioso, entonces, que no siendo la guitarra el instrumento primigenio del compositor, este se haya sumergido en el mundo de sus seis cuerdas llegando a explorar sus recursos hasta límites insospechados, algo que asombra a sus amigos concertistas de guitarra que dedican su vida al instrumento.


La música de la colección fluye incorporando diversos ritmos de danza, y los microtonos propios de las músicas autóctonas de todo el mundo están también presentes en su lenguaje contemporáneo.


Trece son las piezas de esta colección Flores para Nayjama, que, aun sin estrenar, ya ha recibido un importante premio de composición del célebre Concurso Internacional Miguel Llobet de Barcelona en su edición 2025.


Sin duda, un importante reconocimiento a esta nueva obra de Daniel Álvarez Veizaga, que constituye un desafío no solo para el intérprete, sino también para el oyente, y que sin duda trascenderá en la historia de la música boliviana por su hechura, su contenido y su profundo mensaje.

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