Nicolás "Nico" Suárez es un notable pianista que ha paseado su talento por distintos géneros musicales, –desde la música clásica hasta el rock– y no menos destacable es su trayectoria en la composición, la pedagogía y la difusión de la música boliviana. En esta conversación con La Trini habla sobre sus últimos discos y libros y su actualidad en los escenarios.
- Danos detalles de tu trabajo ¿Me da permiso por favor?
- El libro ¿Me da permiso por favor?, lleva incluye las partituras de 18 canciones de mi autoría que produje en dos volúmenes, uno en 2009 y el otro en 2020. Es una historia larga que empieza cuando ofrecí mis canciones, como intercambio de servicios a la guardería que atendía a mi niño, que por entonces tenía cuatro añitos. En ese entonces alcancé a grabar 11 canciones, con textos de Yolanda Bedregal, Rosalba Guzmán Soriano, Ada Alba, Oscar García y míos. Toda la música es mía. Ese primer volumen tuvo éxito y dos de sus canciones fueron incluidas en los textos de primaria de Santillana y dos elencos teatrales (Yantra y Los Cirujas) armaron pequeñas obras con la música; ahora, muchos colegios e instituciones musicales cantan mis canciones.
A inicios de 2020 presenté el segundo volumen (esta vez de siete canciones), cuya música partió originalmente como parte intrínseca del guion de un video corto animado titulado Plantando sueños en el bosque, bajo la dirección de Gladys Cruz. Aunque se presentó el video por Facebook, aún no se ha realizado una difusión masiva. El libro cierra entonces un círculo: dos Cd, un libro y varios conciertos. Y lo mejor es que se pueden ver/escuchar todas las canciones a través de un link anotado en la página del índice. Una última canción (la decimonovena) compuesta en 2021 (un canon) va como yapa. Es un tinku que será publicado en un libro de cánones de varios países del mundo, auspiciado por una institución italiana.
- ¿Cómo fue la experiencia de la producción y posterior presentación del disco en vivo?
- Para los dos Cd y el libro tuve el apoyo de instituciones oficiales como el Ministerio de Culturas y el FOCUART, en ese orden. También he obtenido la ayuda de mis amigos músicos en la grabación y la interpretación en conciertos. Gran parte del trabajo (instrumentación y solistas) lo hice en casa en Nikopol estudios (con mi equipo doméstico), en Pro Audio SRL con Oscar García y en Elektra Estudios de Andrés Martínez. Este primer disco contó con la participación de solistas como Giovanno Salas, José María Santalla, Claudia Barrón, Jhaemy Méndez, Chuby Gonzales y Teresa Morales.
Grabamos el segundo disco durante la pandemia, para lo cual teníamos que hacer sesiones con los niños, de dos en dos, hasta completar un coro ficticio de 18 diferentes voces. Es muy importante anotar el bello trabajo de diseño de tapa y las ilustraciones interiores a cargo de Oldrich Halas y Gladys Cruz.
Finalmente, cuando salió el libro en julio de este año 2022, ya que de alguna manera se habían abierto los teatros y la gente empezó a asistir a los eventos, decidí presentarlo con un gran concierto en vivo que incluyó las 19 canciones y en el que participaron el coro de niños de Ma. Jesús Torrez (26 personas); dos solistas: Diana Azero y Jhaemy Méndez; una banda de cuatro músicos: Vic Carpio (bajo), Vico Guzmán (bata), René Alinas y yo; un grupo teatral de dos actores: los Cirujas (Rodrigo y Adalía) y una bailarina de morenada, Gloria Colomo. El resultado fue muy exitoso y ahora nos disponemos a repetirlo el 30 de octubre en el Teatro Nuna, con toda la magia y la fantasía de la puesta en escena.
- Ya trabajaste antes con canciones infantiles, ¿qué particularidades y desafíos encuentras, como compositor, en este género?
- Al principio pensé que debería ser muy cauto en cuanto a la dificultad de las canciones. Este pensamiento se desvaneció al comprobar en los ensayos que los niños pueden cantar cosas difíciles en melodía y ritmo. La armonía es otro cantar, aunque uno puede escribir armonías relativamente difíciles. Y esto se debe a que los niños son unas esponjas en el aprendizaje, por un lado, y por otro, no necesitan leer la partitura porque todo lo aprenden al oído y de memoria, en una suerte de transmisión oral. Siempre he aseverado que las canciones para niños deben ser para ellos y no sobre ellos, deben captar su atención y sensibilidad con una gran dosis de fantasía y humor, mucha imaginación y principalmente muchas sorpresas. En los ensayos y conciertos, los niños se divierten mucho y contagian a todos con su entusiasmo.
En el prólogo de mi libro anoto: “debo confesarles que, durante el día y la noche, dormido o no, me despierto varias veces. Son despertares luminosos que me explican y me ayudan a entender por qué hago las cosa que hago. Hoy, por ejemplo, al escribir el prólogo de este libro, me desperté dándome cuenta que mi producción musical para niños (dos Cd y ahora un libro de partituras) no es más que un acto de agradecimiento a Dios, en retribución a la bella niñez que tuve y al nacimiento de mi hijo Joaquín”.
- El año pasado presentaste el libro Música para con piano, ¿cómo compatibilizas tu trabajo como compositor, intérprete y pedagogo de la música?
- La música es mi vida y no me imagino tener de hobby la física nuclear. Tengo muchas ideas en mi cabeza que de alguna forma llego a plasmar, aunque en algunos casos me cueste años lograrlo. Me doy cuenta de que hay una gran dosis en mi trabajo que se enfoca en la enseñanza, para lo cual facilito la audición de mis obras, abarco diferentes géneros, enfoques y técnicas, ofreciendo análisis y descripciones y audiciones a la mano mediante internet. Además, soy músico popular y no tan popular, serio y no tan serio. Eso sí, cuando compongo me voy al cine y cuando interpreto juego a las cartas.
- ¿Qué planes y proyectos tienes para los próximos meses?
- De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que hay que trabajar mucho en la difusión del trabajo propio. No hay que contentarse con una sola interpretación, hay que llevar el mensaje por todo lado. Por ejemplo, se me ha ocurrido armar un concierto de mis obras para piano, publicadas en el libro correspondiente, y lo he llevado a cabo. Un primer intento es el concurso interno convocado por la Escuela de Música Luis Felipe Arce de La Paz, este viernes 14 de octubre se entregarán los premios a los ganadores. Pienso repetir esta experiencia a nivel nacional. Uno de mis objetivos es que mis piezas entren en los programas de estudio de las instituciones musicales. Otro proyecto es llevar el concierto con mi música para niños al interior del país, charlas avanzadas en Cochabamba, Santa Cruz, Sucre y Potosí. Finalmente me adelanto en anunciar que muy pronto reuniré a mi grupo Nikopol, que vendrá con la presentación de mi libro Blues en las rockas. No hay nada mejor para mí que estar nuevamente sobre las tablas.
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