El cantautor Manuel Monroy Chazarreta, El Papirri, desde la amistad compañera, celebra el trabajo de Ricardo Cox en Homenaje en español a grandes cantautores, libro presentado recientemente en La Paz y Cochabamba.
Mi amigo Ricardo Cox es un talento múltiple. Trepando montañas, va a salvar árboles, tiene la vocación de cuidar, tiene la paciencia del riego, la sabiduría de revivir hojas, por algo fue un gran guardabosque en su juventud. Mi querido Richi organiza a los hermanos del campo, les enseña a tener poder de decisión, camina todos los días enseñando el respeto a la Madre Tierra; su amor por el agua construye ductos imposibles. Entonces llega el atardecer, mi amigo Ricardo retorna al hogar, es un gran ingeniero forestal, doctorado en temas ambientales, abraza a su moto, le sacude el polvo, se saca las botas tullidas por el barro, se lava y sorprende sacando la guitarra.
Con la misma paciencia de generar riego, con la misma sabiduría de cuidar el agua en sus cuencas, principia estudiando y cantando sus canciones amadas, que son las que yo también amo. Así, Antonio Carlos Jobim suena con Vinicius, decide traducir esas bellas canciones como “Eu sei que vou te amar” de 1958; diccionario en mano emprende con el portugués, su objetivo es que todos entendamos lo que dicen Jobim y Vinicius. Sin embargo, para traducir correctamente una canción hay que comenzar con el trabajo moroso de tocarlas, estudiarlas, cantarlas mil veces, descubrir aquel acorde, entender esa inversión y sobre todo, sentir, volar, emocionar. Trabajar el sentido de la sílaba y la nota, y la relación dialéctica de la melodía y la armonía. Entonces se enfrenta con “As Vitrines” de Chico Buarque, canción de 1973, toma un sorbo de vino, suena el celular, atiende una llamada de un hermano quechua que le pide ayuda:
–No está llegando el agua la comunidad, el alcalde creo ha desviado.
–Ya, hermano -dice el Richi, siempre sereno, con el amor en el trato- mañana estaré tempranito y lo resolvemos.
Vuelve a la canción, consulta el texto de Almir Chediak sobre la armonía en la música brasileña, se estremece con “Tatuagem” de Chico, comprende que Chico Buarque habla como mujer en “Folhetim”, es una mujer hermosa que desea pasar la página de su diario, pasar un amor de ráfaga, un amor que se olvida hasta contar 20. Toma un sorbo de vino, entonces llega “Atrás da porta”, una joya mundial, un tesoro musical y poético, se tropieza con el compositor Francis Hime, la letra es de Chico. Entonces vuelve a sonar el celular, es una hermana de la comunidad Sumay Pampa: “mi marido no ha vuelto, Inge. Tomando chicha nomás está”. Y empieza la hermana a quejarse en quechuañol. De pronto la señora se alegra: “el árbol está floreciendo Inge, todo está bien, las wawas están en la escuela, pero háblemelo pues, desde que es dirigente así siempre se ha vuelto”. “ Ya, hermana, mañana voy hablar con el Dionisio”.
Entonces se pijcha, lentamente y emprende con “Olhos nos Olhos”, otra joya musical de Chico Buarque, que esta vez es una mujer hermosa y rebelde, los acordes son complicados, las relaciones armónicas buarquianas no son normales, la inversión de los acordes hipnotiza, la melodía resultante brinca, enriquece a la palabra. Richi se va durmiendo lentamente, cae agotado, despierta muy tempranito, y otra vez con la moto, cruza la ciudad que es un peligro. Llegar al campo es una emoción verde, lo esperan muchos problemas que va resolviendo con su sonrisa de ángel curtido: ayuda con los bueyes, hay apthapi, y con los dirigentes hay que resolver qué pasa con el agua, por qué no está llegando si es de nuestro cerro, de nuestra comunidad.
Anoche me hizo un mensaje de audio, lo escuché cantando “Quem te viu quem te ve”, de Caetano, sigue con el gran Serrat, que habla de su canción catalana, de lamento al mar.
Mi amigo Ricardo es un talento múltiple, un hombre poblado de amor, entonces nos tomamos un vinito y mi día difícil, terrible, se vuelve un canto de algodones, y reímos y nos abrazamos, estudiamos esos acordes invertidos, discutimos por una palabrita y me alienta, me empuja a seguir componiendo. Con amigos como Ricardo Cox, hermanos como el Richi, la vida es un caminar poblado de árboles, de música y de amor.
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