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Un poliedro de diversos territorios

Un diálogo con René Antezana Juárez, poeta y gestor cultural, parte de una familia vinculada a la cultura nacional, explora su faceta como pintor en una exposición única que se inaugurará este viernes 17 de marzo en Casa Toscana de Cochabamba.


- ¿Qué obras expones en esta muestra?

- Esta muestra contiene aproximadamente 40 obras que están divididas en dos momentos históricos de mi producción artística. El primero viene a ser una retrospectiva que abarca un periodo de unos 15 años, aproximadamente, y se puede apreciar las diferentes temáticas abordadas que, principalmente, giran alrededor de la fiesta popular desde Oruro (dado mi origen orureño amamantado por el Carnaval de Oruro) así como de Cochabamba, Tarija... Se puede apreciar también un diálogo con los paisajes del altiplano en torno a los lagos y con personajes de las minas, como el Tío. Hay que tomar en cuenta que, al tratarse de una retrospectiva, solo hay ejemplos sueltos de series casi agotadas.


Otro ámbito temático tiene que ver con mi preocupación en torno al tema medioambiental y al destino de la fauna que va camino a la extinción como consecuencia de la acción humana y el deterioro de sus hábitats, mientras nosotros nos hacinamos cada vez más en urbes sin límite. Y un eje relacionado, que es el de las migraciones y los muros, que también son parte del drama de millones de seres humanos y animales. Es así que esta parte de la muestra contiene un conjunto de preocupaciones personales que se encuentran de manera metafórica o simbólica en mi obra.


El segundo momento tiene que ver con mi producción más reciente (2020-2022), realizada principalmente en Italia, en el contexto de la pandemia. Contiene básicamente una profunda reflexión en torno a la muerte, donde el Ángel de la Muerte tiene una actitud contemplativa por una razón: nosotros somos los causantes de nuestras propias tragedias y no así seres sobrenaturales. Paralelamente, al estar la muerte tan presente, me propuse despedirme con tributos a personajes del cine, la literatura, la pintura y el deporte que enriquecieron mi vida de una u otra forma. Obviamente acá se revelan las influencias del mundo de las artes que son parte también de mi poesía. Están Borges, Van Gogh, Dalí, Gíldaro Antezana y algunos otros.


La muestra es, en resumen, un poliedro que revela los diversos territorios en los que me muevo a nivel artístico.


- Hace unos años publicaste una antología poética y pronto lanzarás un nuevo libro, ¿cómo relacionas el trabajo creativo de la escritura y la pintura?

- Aunque parezca un poco extraño, primero quise ser pintor, lo que no se dio por una serie de circunstancias de la vida. Fue la literatura la que me rescató de mi imposibilidad de realizarme como pintor. Por ello, desde que comencé a pintar, aquellos poemas se fueron convirtiendo, de una u otra forma, en cuadros. Por tanto, la relación entre ambas formas de expresión artística y personal es muy íntima. Hoy escribo con menor intensidad que en el pasado y más bien estoy pintando con mayor dedicación. Por ello es que sostengo que lo que yo pinto son, en realidad, metáforas.


- Estás residiendo en Italia desde hace unos años, ¿cómo transcurre allá tu vida creativa?

- La última serie en torno a la pandemia fue producida en Italia, también como un ejercicio de sobrevivencia al encierro al que el planeta estuvo condenado. Italia fue uno de los países más golpeados por la pandemia en Europa y vivir esa realidad fue muy pero muy duro. Desde el punto de vista productivo me fue bien. Aún no tuve tiempo para gestionar muestras allá, pues requiere de una gestión más compleja que en Bolivia, solo expuse en Francia con buen resultado. La idea es continuar produciendo en formatos medianos y pequeños por limitaciones de espacio, aunque lo mío es el formato grande. Ya veremos.


- Mucha gente te conoce por tu trabajo y aporte en la gestión cultural, ¿hay algún proyecto en el que estés involucrado actualmente?

- Tengo un montón de ideas en mente, pero ninguna es posible porque la situación concreta del sector cultural en Bolivia es demasiado precaria, no tanto por la gente sino por la ausencia de una empresa privada más sensible y menos mercantil, así como de autoridades y políticas idóneas, con presupuestos serios para el desarrollo cultural y artístico.


Básicamente, salvo excepciones, es un “sálvese quien pueda”. Sin embargo, tenemos, con mi hermano Tonchi [Antezana, cineasta], que es el de la idea, la intención de continuar empujando y gestionando la posibilidad de montar un Museo del Cine, algo que por ahora parece más una quimera que una posible realidad. No encontramos, hasta el momento, señales de apoyo ni en el sector privado, menos en el público. Pero no perdemos la esperanza. Y finalmente, me gustaría crear un reconocimiento simbólico a gestores culturales cuya labor invisible sostiene parte del alma y la diversidad cultural de nuestra patria.








“La situación concreta del sector cultural en Bolivia es demasiado precaria, no tanto por la gente sino por la ausencia de una empresa privada más sensible y menos mercantil, así como de autoridades y políticas idóneas, con presupuestos serios para el desarrollo cultural y artístico”.
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