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Un canto de amor a Helena 2022

Un entusiasta y nostálgico texto que reivindica una novela juvenil de ciencia ficción de Giovanna Rivero.


Hace diez años que Giovanna Rivero escribió Helena 2022: La vera crónica de un naufragio en el tiempo. Va por la tercera edición, recién, y a mí me da pena, porque merece encontrar más lectores. Tal vez es una lectura difícil, orientada como está al compás de los vaivenes adolescentes, pero siempre encontraremos a Giovanna apuntando hacia el futuro.


Ya lo decía Andrea Jeftanovic: Giovanna se nos escapa, asume travesías, vive en un constante estado de inquietud que ahora fija en el año 2022”. Esta perla rara en el horizonte de la literatura infantil y juvenil boliviana es ciencia ficción, y de la buena, de la Universal, con mayúscula. Hay naufragios, espacios siderales, viajes en el tiempo y seres adoloridos a quienes la humanidad traspasa y enmudece a ratos, porque la experiencia de vivir duele, y a veces para escapar estamos tentados de hacerlo hacia adelante.


Tres niños bolivianos son seleccionados para subir a un arca espacial: Morete, Mateo y Ekim. La misión es habitar un planeta similar a la Tierra, pero el arca naufraga, ingresa en un agujero negro que transporta a la tripulación a un tiempo y lugar remoto: el año 1633, en Italia. Una misteriosa chica albina los rescata y lleva hasta Roma, porque el Papa todo lo sabe y tal vez sepa cómo devolverlos a su cauce espacio temporal. Sin embargo, son tiempos oscuros de peste negra, inquisición, de negación misma y primordial de los viajes siderales. Los niños compartirán calabozo con Galileo Galilei, justo cuando se desarrolla el juicio al famoso astrónomo de Pisa. Continúa la chilena Jeftanovic:


El proyecto Helena 2022 es una utopía. Sí, porque las utopías tienen el horizonte de soñar un mundo mejor. En la historia de la literatura hay muchas historias en las que los niños parten a otro mundo mejor. Al igual que en esas fábulas el mundo al que van estos niños en la barca Helena aparece como la promesa de una “tierra prometida”. Más allá del mundo fantástico que se le ofrece a un niño, está el antiguo sueño del mundo perfecto, del mundo mejor.


Jeftanovic me hizo recuerdo a otra gran cruzada, La cruzada de los niños, de Neil Gaiman, una historieta que recuerda un momento real en el que madres entregaron a sus hijos, convencidas hasta el tuétano, de que serían llevados allende los mares, hacia el paraíso en la tierra.


Respirar el lenguaje de Giovanna es como respirar las partículas del pasado contaminando el presente, sabiendo, además, que lo peor radica en imaginar el futuro. Como dice Mateo: “lo más dañino es el futuro, o la idea que tenemos de él”.


Disfrutar de una experiencia tan ajena a nuestros tópicos locales, tan situada más allá del tiempo, es lo que hace a esta novela especial, un viaje recomendado para lectores que adolecen, tengan la edad que tengan.

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