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Nueva era: otro modo de acercarnos a nuestras tradiciones

Un recuento y análisis de los libros ganadores del I Concurso de Narrativa Infantil y Juvenil, convocado por Santillana Bolivia, y que se presentaron en la Feria del Libro de Santa Cruz recientemente

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En la Feria del Libro de Santa Cruz, Santillana Bolivia presentó dos libros, producto del I Concurso de Narrativa Infantil y Juvenil SOY LOQUELEO 2024, lanzado con el objetivo de fomentar la escritura creativa inspirada en la tradición oral boliviana. De esta manera, los relatos de ocho autores, que incorporan leyendas e historias que seguramente hemos escuchado a lo largo de nuestras vidas, se plasman en estos volúmenes, contados desde puntos de vista y contextos diferentes.


Los ganadores de la categoría Infantil fueron:

· “El secreto de Julia” – Carolina Maldonado Leyes (Santa Cruz)

· “Aventura final: el jichi” – Israel Fernando Pérez Ramírez (La Paz)

· “El sombrero del duende” – César Herrera García (Samaipata)

· “El pequeño paye y su silla voladora” – Rolando Guillermo Albornoz Monroy (La Paz)


En la categoría juvenil ganaron los relatos:

· “Nueva era” – Mauricio Rodríguez Medrano (La Paz)

· “Así habla la viudita” – César Herrera García (Samaipata)

· “Devolveme mi palabra” – Raquel Balcázar Soto (Saipina)

· “Mi nombre es Urutaú” – Mariam Vivian Mocobono Benavídez de Béjar (Santa Cruz)

 

Tuve la oportunidad de leer “Nueva era”, historia ganadora en la categoría juvenil, e intenté hacerlo con el espíritu de cuando tenía 15 o 16 años. Recuerdo que en ese entonces mi profesora de literatura estaba obsesionada con hacernos leer libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Og Mandino. Si bien supongo que buscaba apoyarnos en nuestra formación como hombre y mujeres de bien, para mi gusto, le faltaba motivarnos con esa parte de la literatura que, a esa edad, hace que te enamores o no de ella: la emoción que te causa lo que estás leyendo.


Leer es descubrir un universo diferente a la realidad que vives, donde los personajes, los lugares y los hechos te atrapan y necesitas estar ahí con ellos. No deseas salir. Aunque a veces leas tan rápido que la historia se acabe, permanece en tu memoria y en tu alma. Al menos, así me pasa a mí. Lo mismo me sucedía con las historias que me contaban. Fui una niña y adolescente que constantemente preguntaba a mis abuelas, a mi mami y papi sobre historias del pasado, de sus pueblos, de las guerras, de las dictaduras, de viajes y, sobre todo, de terror. En los campamentos me lucía repitiéndolas a mis amigas y amigos, quienes siempre me pedían más.


El concurso es una mezcla de ambas cosas y un reto para los autores, pues tuvieron que buscar una manera de rescatar esas tradiciones orales y traducirlas a la palabra escrita, de una manera diferente, atractiva y contextualizada a la época en que vivimos. No resulta casual el nombre que Mauricio Rodríguez le puso a su cuento. El texto explora y contrapone varios elementos que le dotan riqueza y fluidez.


Relaciones madre-hija

La protagonista es Li, una adolescente de 15 años que sufrió un evento traumático, razón por la cual ha perdido el habla. A través del relato llegamos a conocer su personalidad, sus inquietudes, sus gustos en contraposición a la personalidad e historia de su mamá. Ambos personajes tienen momentos de quiebre, de cuestionamiento y desacuerdo, pero a la vez se palpa el respeto a la individualidad y la aceptación de las diferencias.


El viaje que realiza Li parte en el akapacha, el mundo real según la cosmovisión andina, marcado por un punto de partida en hechos cotidianos para la protagonista, que se ven alterados por una situación emergencial. Ella y su madre se mueven hacia el manqhapacha, el inframundo, donde deben atravesar El Alto en una situación de alta conflictividad social para poder reunirse con su papá. Cuando resuelven esa situación para avanzar en su viaje con la ayuda de personas que conocen en el camino, se internan en el alaxpacha, el cielo. Se devela que Li ha perdido su ajayu en manos de Miqala, un ser demoniaco de la tradición yungueña y este último trayecto dará a Li la oportunidad de recuperarlo.


Como en una historia de superhéroes, Li viaja por los diferentes planos del mundo andino y debe enfrentarse a una supervillana, aspecto que se ve reforzado por las constantes referencias a diferentes comics de Marvel o DC en la imaginación de la protagonista.


Aspectos históricos

Además de rescatar leyendas y tradiciones de nuestro imaginario, el texto hace referencia a hechos históricos importantes que nos han construido y reconstruido como país y como bolivianos y bolivianas. La mamá de Li se construye a partir de lo que conoce de las dictaduras, de una participación más activa en las reivindicaciones indígenas de los 90 y en el presente, atraviesan la crisis y conflictos sociales de 2019.


Como lectora, no solo del cuento, sino de nuestra historia, anticipo que Li todavía no se ha enfrentado al más grande de todos los villanos y que aún le quedan muchas aventuras por vivir. ¿Logrará encontrarse con su papá? ¿Miqala volverá a atacar? ¿Quién será el superarchivillano?


De momento, tenemos nuestra imaginación y, al menos en ella… esta historia continuará…

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