Rememoramos y ponemos nuevamente en el ojo público la obra del artista paceño Jorge Dávalos, que estuvo expuesta –en todas sus acepciones– en el Museo Nacional de Arte de La Paz en pasados meses. Compartimos el texto curatorial de la mexicana Georgina Santos.
“Las partes abdominales están
más cerca de la naturaleza, de la que
todos venimos y a la que todos volvemos”
D. T. Suzuki
Morenada que apretuja la entraña, anticucho de corazón aún latiendo, borrachos lúcidos coqueteando, fragancia de remedio para el Kari kari, la Pacha insaciable, miel en la espalda con sorbo de orín, tripas fritas en el periódico de hoy… habitamos mundos paralelos y por suerte, nos acompañan muchos seres que de vez en vez nos poseen.
Nuestra reflexión corpórea se transformó después de la emergencia sanitaria del 2019- 21. El cuerpo pasó a un primer plano y con ello, se justificó nuestra existencia desde muchos pensamientos.
Alejados del rigor occidental, nos entendemos desde otras maneras de curarnos y habitarnos. Para la filosofía oriental, la zona abdominal del cuerpo humano es la responsable, como un segundo cerebro, de determinar emociones e intuiciones, además de regular el sistema inmunológico. Esta parte tan poco valorada es la encargada de pulsar la entraña.
La lógica y el pensamiento nos han sobre-regido, cuando nuestro centro en realidad siempre ha estado en los intestinos y durante muchas generaciones se ha recomendado preguntarle a nuestro vientre por decisiones fundamentales, mismo que por estar erguidos y sin sistema óseo que lo cubra, está expuesto. ¿Será por ello que nos cuesta tanto hacernos cargo de nuestros sentirés? ¿Nos expondremos doblemente si los reconocemos y hacemos de ello un reflejo?
Intestinos, emociones viscerales, agrupa el trabajo reciente del artista paceño Jorge Dávalos, el cual nos confronta con las fases más íntimas y crudas dentro de lo complejo de los sentimientos y de la realidad circundante.
A través de 90 obras en diferentes formatos y una pieza audiovisual, Dávalos hace un recorrido orgánico y poderoso para exponer el interior de los cuerpos como si tuvieran incisiones quirúrgicas que dejan expuestos, no sólo los sistemas vitales sino la angustia, el erotismo, el miedo, la muerte, la fiesta, la ansiedad, la melancolía y el placer.
La propuesta pictórica de Jorge Dávalos captura lo que está velado en este plano, despoja de materia a los cuerpos para traslucir que somos fluidos, manchas de agua, sedimentos óseos, cenizas, minerales, proteínas, hedores y alientos vitales que nos construyen una arquitectura blanda que es visitada y habitada por múltiples seres, como un tejido jalq’a; es por ello que Dávalos nos confronta con personajes antropomorfos con varios ojos, extremidades, cabezas o fusionados con partes de animales.
El artista nos ofrece un recorrido con obras anteriores al 2019 que son antecedentes palpables a la reflexión corpórea, en donde ya se puede ver la clara intención por replicar finamente una radiografía gestual de nuestra condición humana.
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