El teatro existe
- camilo gil ostria
- 27 jun
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Camilo Gil Ostria reflexiona, en esta entrevista, acerca del teatro boliviano: sus vicisitudes, limitaciones y desafíos, a partir de una iniciativa editorial, Proyecto Intersecciones, que con la incursión de la dramaturgia en el campo editorial, procura llenar vacíos históricos, producir memoria, difundir y poner en valor el teatro hecho en Bolivia

- ¿Cómo y cuándo nace esta iniciativa editorial?
- Proyecto Intersecciones nace a convocatoria de Katy Bustillos, actual directora, quien nos invitó a mí, Ramiro Mendoza, Toto Torres, Samadi Valcárcel, Alejandra del Carpio, Darío Torres y otros –era un llamado a quienes quisieran unirse y cada quien estaba invitado a llevar más gente– bajo una consigna: ¿por qué no existe el teatro boliviano? La pregunta era y no metafórica, porque en las primeras reuniones notamos que ver teatro boliviano en festivales internacionales o conseguir estudios o publicaciones sobre nuestra dramaturgia era casi imposible. Empezamos a analizar factores: nuestras cortas temporadas teatrales, la escasez de publicaciones modernas de teatro y la inexistencia de reediciones del teatro boliviano clásico (Saavedra, Salmón, Costa du Rels…). Todo esto hace que no conozcamos y no podamos seguir nuestra propia historia teatral. Ante nosotros mismos, el teatro desaparece y su característica de efímero lo acerca a la inexistencia.
Con todas estas reflexiones, el proyecto nace en 2023 con varias ramas de acción. El equipo se redujo y se concretó la rama editorial, de la que me encargo yo; una rama de formación, a cargo de Toto Torres; y la rama de comunicación y difusión, de la que se encarga Ramiro Mendoza. Toto dejó el equipo este año, pero sostenemos la rama de formación los tres que quedamos.
- ¿Cuál es la línea editorial?, ¿qué obras y autores tienen publicados hasta el momento?
- La editorial tiene tres tipos de publicaciones: folletos, que son obras sueltas y ensambladas de manera casera, que se eligen por convocatoria pública e invitación. Cada texto se vende a Bs 10 y la colección entera por Bs 50. En segundo lugar, tenemos la página web (interseccionesbolivia.com) en la que publicamos textos de manera gratuita, tenemos obras ganadoras de premios como Embutido, de Ramiro Mendoza, que gano el Costa du Rels 2022. Todavía hay poco en la página, pero el objetivo a largo plazo es que se vuelva un repositorio más de esos clásicos que ya no tienen derechos de autor. Estamos preparando una versión editada de algunas obras de Alberto Saavedra.
La joya de nuestra editorial son las Obras selectas: libros anotados y con estudios introductorios, que buscan mostrar las poéticas de los autores que han marcado un momento en la historia del teatro boliviano y que, aunque han trabajado muchos años en el área, no han sido publicados. Inicialmente estamos trabajando autores de una generación determinada (esos que empiezan a hacer teatro a finales de los 90, inicios de los 2000), tal es el caso de Claudia Eíd Asbún y Percy Jiménez.
- ¿Cómo ves el tratamiento, publicación y estudio de la dramaturgia boliviana en los últimos años?
- El teatro, la dramaturgia, siempre fue el género menos estudiado y menos publicado de Bolivia. Por ejemplo, en 1922, nació la Sociedad de Autores Dramáticos, bajo la iniciativa de un grupo de jóvenes escritores –Ángel Salas, Humberto Palza y otros– que tenían la misma sensación que nosotros: que el teatro no se publicaba. Ellos llegaron a publicar cinco o seis obras y la Guerra del Chaco les impidió seguir adelante.
Fueron pocos los autores del siglo xx (se pueden contar con los dedos: Antonio Díaz Villamil, Raúl Salmón, Guillermo Francovich, no se me ocurren más) que publicaron su obra, no necesariamente obras completas (de Salmón sabemos por sus listas de obras que se perdió muchísimo, debemos tener 20 de 50 obras por dar un número), pero que han publicado una cantidad interesante de su teatro y nos permiten seguir los rastros de una escritura que, como cualquier otra, se transforma.
Ya más contemporáneamente, en los 2000, hubo varios que hicieron antologías o que han publicado su teatro por su cuenta, además de tesis de diferentes carreras sobre el tema, pero creo que, en las antologías o publicaciones individuales, falta el rigor que nosotros tratamos de darle a una publicación por medio del estudio introductorio y las notas al pie. Las tesis, por sus resultados positivos o negativos, son reflejo de esta situación. Por ello, buscamos publicaciones especializadas para que un público no especialista pueda acercarse y entender juegos que a veces son muy complejos o para entender aquello que en escena es evidente pero que en el texto se difumina. Por ejemplo, a Claudia le pedimos que transcriba una función de Princesas, pues el texto que tenía inicialmente era una escaleta cuya comprensión era imposible. Con Percy, tuvimos que transcribir Cuatro en raya, pues tenía una copia mecanografiada incompleta y fue el video el que ayudó a completar la propuesta.
- ¿Cómo ves el panorama actual de la formación profesional en dramaturgia, crítica y en general en todos los aspectos relacionados al teatro en Bolivia?
- En Bolivia no existe una formación profesional en ningún aspecto relacionado al teatro o la dramaturgia (quizá sobre la crítica, la Carrera de Literatura, pero dejaré este tema para otra ocasión). Eso no significa que nuestro nivel teatral sea malo, yo –después de haber visto teatro en otros países– insisto en tener una sensación de optimismo respecto a nuestros directores y actores, tenemos muy buen teatro y gente muy apasionada.
Sin embargo, concuerdo con Katy cuando ella dice que nuestra mayor debilidad es la dramaturgia. Y es que, a mi modo de ver, la dramaturgia es lo menos “natural” o “intuitivo” del proceso teatral, en general escribir es una técnica, un saber hacer para el que hay que formarse. Por ello, la autoformación es un poco complicada (no imposible), pero implica mucha disciplina, leer mucho y desarrollar ojo. Por eso creo que, como gremio, deberíamos seguir presionando para la existencia de una Carrera de Teatro en La Paz. Creo que la UMSA sería el espacio ideal para ello, pero esta afirmación es solo un sueño lejano para el cual nadie está haciendo gestiones por el momento. La única licenciatura sobre el tema, dependiente de la Universidad Católica de Santa Cruz, se ha enfocado demasiado en la actuación, lo que conlleva un peligro: que sea una formación acrítica, repetitiva en el mal sentido de la palabra.
- ¿Qué lanzamientos y actividades tienen planificados para 2025?
- Estamos trabajando en una publicación de dramaturgia en conjunto con una editorial en México llamada “Vanilla Planifolia”, que reúne dramaturgia expandida y autoficción de Fernanda del Monte (México), Marcia Césped (Chile) y Katy Bustillos. El proyecto se enlaza con los procesos de formación que diseñamos: las autoras están dando una serie de talleres de dramaturgia apoyadas por el Centro Cultural de España. La presentación del libro está planificada para el 25 de julio.
También lanzaremos una convocatoria para la siguiente tanda de folletos: otras siete obras de teatro sueltas. Además, se ha iniciado ya con la edición de las Obras selectas de Denisse Arancibia Flores, que se presentará en 2026.

Colecciones publicadas
Primera intersección
Pareidolia – Katy Bustillos
Cavilaciones corporales – Juan Carlos Arévalo
A Lucrecia – Claudia Eid
For export – Toto Torres
En conserva – Jorge Barrón
Tanatologías – La compañía impresentable (Francia Oblitas y Óscar García)
La capa invisible – Mariana Bredow
Segunda intersección
Amor – Denisse Arancibia
Museo británico – Percy Jiménez
Del polvo de las esquinas – Laura Derpic
La vúlgara politiqué – Kike Gorena
Chancho – Lorenzo Ariel Muñoz
Astronauta – Sasha Salaverry
LO SENTImos POR USTEDes – Jorge Alaniz León
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