Como el aire que respiro
- vadik barron

- hace 3 horas
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La fotógrafa y artista audiovisual cochabambina Anais Bernal expuso recientemente en Cochabamba y La Paz la muestra fotográfica Felic(e), que propone a los visitantes una interactividad a partir de un QR que remite, de cada fotografía, a canciones de variada música popular. La Trini conversó con la artista.

- ¿Por qué el título de la exposición?
- Elegí el nombre Felic(e) por la película italiana Lazzaro felice [N.d.E.: Alice Rohrwacher, 2018]. A pesar de su título, la película no tiene nada de feliz, y creo que esa contradicción dialoga muy bien con el sentido de mi exposición, ya que mis fotografías tienden a ser tristes. Decidí colocar los paréntesis porque, al hacerlo, felic(e) deja de significar “feliz”, convirtiéndose en una palabra inexistente, algo que me parecía coherente con el tono y la emoción de las imágenes.
- La experiencia de observar las fotos asociadas a música específica genera un contraste o descontextualización interesante, ¿cuál es la idea de “emparejar” estas fotos con estas canciones?
- Practico principalmente street photography, o fotografía callejera. Me gusta recorrer las calles, los mercados y los pueblos, casi siempre sola, pero acompañada por música. Desde muy niña sentí una conexión profunda con la música y el cine; me emocionaba ver una escena acompañada por una canción que amaba. Esa unión entre sonido e imagen siempre me pareció mágica, y con el tiempo quise trasladar esa sensación a mi propio trabajo fotográfico, para que otros pudieran experimentarla también. Cada vez que tomo una fotografía, lo hago escuchando una canción; de ese modo, ambas se entrelazan. A veces incluso elijo una canción según lo que estoy viviendo en ese momento.
- ¿Cuál es la relación personal que tienes con la música?
- La música es para mí como el aire que respiro. No hay un solo día en el que no la escuche; siento que no podría vivir sin ella. Desde muy pequeña tuve una conexión especial con la música. Recuerdo que mi papá inventaba juegos en los que debía adivinar quién cantaba una canción, y si acertaba me daba 10 bolivianos –algo que casi nunca ocurría–, pero gracias a eso aprendí sobre muchos artistas y desarrollé ese amor que con el tiempo se volvió parte de mí.
La música y el cine siempre fueron mis grandes compañeros. De niña sufrí bullying y, como no tenía muchos amigos ni control sobre la televisión, pasaba horas viendo canales de música o series. Creo que esa soledad me acercó aún más a ambos mundos. Hoy siento que la música es una parte esencial de mi vida y de lo que soy.
- ¿Cómo ves los espacios de trabajo y las propuestas para la fotografía y el arte audiovisual en Cochabamba en particular y en Bolivia en general?
- Considero que en Cochabamba aún faltan espacios y mayores oportunidades para quienes desean mostrar su trabajo artístico. Sin embargo, creo firmemente que la ciudad está creciendo y desarrollándose cada vez más en el ámbito cultural. Me parece importante que esos espacios sean gestionados por personas con conocimiento en el área, o que cuenten con colaboración especializada en temas como el montaje o la curaduría. El nivel de apoyo que existe en ciudades como La Paz o Santa Cruz todavía es mucho mayor que el de Cochabamba, pero confío en que poco a poco esa brecha se reducirá.
- ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
- Continúo con mi exposición Felic(e) y espero poder presentarla en otras ciudades, así como en más espacios culturales de Cochabamba.









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