Los hermanos Juanpa y Álvaro Flores (a.k.a. Álvaro Gaviota o El Hombre Alado) son la médula de Rantés. Ambos hablan del presente de la banda paceña de rock que este año cumple 25 años.
- ¿Cómo ven el camino y los procesos de la banda desde sus inicios hasta ahora?
- Juan Pablo Flores. Este año cumplimos 25 años. Ha sido un camino largo, maravilloso. Cada etapa tiene su propia magia. Subirse a un escenario es la sensación más hermosa del mundo. Tocar tus canciones con hermanos que saquen lo mejor de ti, cantar con tus fans a viva voz, es algo de otro planeta. A través de los años hemos tenido muchas conformaciones, desde power trío hasta cuarteto y quinteto. Discos, estudios de grabación, conciertos, afters, infinidad de horas en viajes y pruebas de sonido, ¿podrían definir de alguna manera nuestra carrera? No lo sé. Me gusta el road, el camino, lo impredecible. Actualmente estamos con la banda a 100 %. El futuro es prometedor.
- Álvaro Gaviota. El camino ha sido siempre un desafío de sobrevivencia para nosotros. Siento que somos mejores compositores ahora. También creo que sabemos comunicarnos mejor con nuestros seguidores, hemos madurado a la mala, cometiendo errores, aprendiendo a ser más tolerantes, a disfrutar cada proceso como si fuese el último.
- ¿Cómo trabajan las canciones desde la composición hasta la producción en estudio?
J.P. Las canciones las escribimos Álvaro Gaviota y yo en un 99 %. En esta etapa estamos componiendo música también, con nuestro guitarrista el Mingo. La música viene primero de la mano de Gaviota y yo me encargo de complementar la letra. Componemos también por separado, posteriormente se hace un trabajo intenso de preproducción y finalmente en la grabación se puede aumentar ideas o improvisaciones o generar alguna sonoridad importante.
A.G. En esta última etapa trabajo maquetas muy sencillas que luego compartimos con la banda, elaboramos un ensamble básico, luego trabajamos la parte arreglística, permeabilizamos todas las ideas que aportan a la canción. Todo se trata de la canción y lo que es saludable para ella, hemos aprendido a dejar los egos fuera de ese proceso.
- ¿Cuál es la formación actual de la banda?
- Rantés son: JuanPa Flores: voz y guitarra; Álvaro Gaviota: voz y bajo; Marcelo Ramírez: guitarra y Henrry Aldrich: batería.
- Cuéntennos un poco de “Florcita”, su nuevo single.
A.G. “Florcita” la escribí para alguien que amo mucho. Es una tonada rockera con clara intención de fusionar riffs rockeros con sonidos de sikus. Las batas las grabó Benjo Chambi; voces y guitarras, Juanpa; lead guitars Mingo, Bass y Lead vox, Gaviota; los sikus los hizo Efraín Patzi. “Florcita” marca un retorno de Rantés, es una canción que rápidamente se ha conectado con muchísimas almas.
J.P. Para mí habla de un alejamiento, de alguien cercano que se va, de la nostalgia que queda, de la esperanza de volverla a ver. Mezcla ritmos típicos del altiplano boliviano con sikus, rock y electrónica. El resultado nos encantó y la elegimos como el primer corte de esta nueva etapa de la banda. La pueden escuchar en todas las plataformas digitales.
- ¿Se viene un nuevo álbum?
J.P. Se viene un álbum doble, un álbum siamés o gemelo si se quiere. Es la primera vez que nos animamos a hacerlo. Saldrá la primera parte a mediados y la segunda a fines de este año por plataformas digitales y algunos físicos para coleccionistas. Con estos discos saldrá paralelamente un libro biográfico de la banda, escrito por Manuel Asturizaga. Estamos especialmente emocionados por todo ello.
- A.G. Serán 16 a 18 canciones nuevas. Estamos trabajando en ello.
- ¿Cuánto incide tu formación como ingeniero de sonido en la producción musical de Rantés?
- A.G. Muchísimo. Me permite tomar decisiones más objetivamente desde ambos frentes, me permite ser más crítico conmigo mismo como músico, entender que el estudio de grabación es una lupa que amplifica los aspectos buenos y malos de una banda. Que todo lo que trabajamos para una canción y todas las decisiones buenas o malas las va a terminar escuchando nuestro público. Que muchas veces nos complicamos y perdemos la dirección de adónde queremos llegar; que hay cosas más importantes que una nota desafinada, o un golpe fuera de tempo; que si no eres capaz de conmover a tu público con tu música deberías dedicarte a otra cosa.
- Has hecho ya varios shows acústicos como solista. ¿Es un camino que buscas explorar a futuro, tal vez grabar un disco solista?
- J.P. Desde 2018 vengo desarrollando esta nueva faceta como solista, la cual me gusta mucho tal vez por la libertad de viajar algo más ligero o porque puedo cantar canciones de otros autores a la vez de canciones inéditas, compos mías. Creo que más adelante haré un disco solista que reúna estas canciones.
- ¿Cómo ven la escena rockera boliviana en la actualidad?
- A.G. Imaginemos por un instante a una banda como a una empresa, donde los miembros le dedican como mucho unas cuatro horas de trabajo a la semana a esta pega (porque el resto de horas trabajan en otra empresa más “formal” digamos y el tiempo restante se lo dan a actividades familiares lúdicas, etc.). Entonces claro esas cuatro horas no alcanzan para estudiar tu instrumento, ensayar, hacer un buen ensamble, hacer un buen repertorio, trabajar la imagen, el discurso sonoro, la puesta en escena, las redes sociales, la construcción de nuevos públicos, la distribución digital (ni hablar de producir y grabar de la forma más profesional).
Por otro lado, el público es cruel, es casi monoconsumidor, no invierte su plata en shows musicales de autoría, tampoco compra discos ni merch. No está dispuesto a crear nuevos ídolos; es inconsistente diría: te encorazona las publicaciones en Facebook pero nunca se aparece en tus shows.
Entonces no se genera plata, se generan deudas y muchas frustraciones, y acto seguido se disuelven los proyectos. En tal sentido creo que nuestra escena es en gran porcentaje amateur, los proyectos musicales en gran parte son hobbys caros e insostenibles en el largo plazo. Son pocos los artistas que se dedican al 100 % a vivir de la música y son consistentes en la ecuación arte - disciplina -economía. La escena tiene un grandísimo desafío en adelante: profesionalizar los proyectos musicales y construir nuevas audiencias.
J.P. He venido tocando mucho estos últimos años y los rockers están ahí, son reales, son leales, a veces son muchos a veces poquitos. Nosotros tocamos siempre con full corazón, espero que la escena crezca, que los medios le den más atención. He escuchado propuestas nuevas increíbles y a los más vintage volver a tocar nuevamente. Hay una buena oferta y demanda de espectáculos, boliches y teatros. No podría estar más feliz. Apoyen al rock bol.
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