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Como quien se aferra al amor

Texto leído el sábado 12 de noviembre en la presentación de Adentro, las piezas teatrales reunidas de María Teresa dal Pero. Un sentido y merecido homenaje a la actriz, cantante y dramaturga ítalo-boliviana.


Inicio esta presentación como quien se aferra al amor. Para que el fantasma del duelo no siga acechando.


Esta presentación, este libro, es la extensión de la fuerza creadora de Teresa. Pero, sobre todo, hoy, este libro, es la presentificación de lo que ella fue, para cada una y para cada uno de nosotros.


Tere

Tere fue visceralidad en la escena, un cuerpo que se entrega a que algo ocurra a través de él para incomodarnos, removernos y conmovernos.


Tere fue una voz que viene de lejos como un llamado que simplemente nos alivia.


Tere fue una carcajada que irrumpe el espacio cotidiano para develar nuestra imperfección.


Tere fue esto.


Un espacio abierto en el que todas y todos podemos coincidir en la pausa para escucharnos detenidamente y mirarnos a los ojos.


Tere siempre convocó al encuentro, convocó a la contemplación y nos entregó la búsqueda de otredad de su cuerpo y voz.


Tere creó complicidad con todas y todos quienes aprendimos mucho de ella. Para ella enseñar residía en poder crear complicidad con quien se enfrenta a sus propios límites, pues sabía que sobrepasar esos límites sería únicamente la consecuencia de haberse entregado a esa complicidad.


Tere creó lazos estrechos de hermandad y de amor, como lo hace la gente que vive lejos de su tierra y que, entonces, debe reconstruir una familia y amores. Son lazos entrañables porque son los elegidos.


Tere supo abrir el camino hacia la expansión: su propia expansión convertida en canto, en cuerpo, en escena; y nuestra expansión convertida en contemplación y en cuerpos en los que algo sucedía al escucharla cantar o verla actuar.


Tere amó este país. Quizás por eso, en sus últimos meses en Italia, me confesó sentirse una planta trasplantada, una planta desterrada.


Tere amó tanto este país que su anhelo fue morir aquí. Por todo esto estamos aquí. Por el simple hecho de celebrar el camino andado junto a ella. Por celebrar su vida y agradecerle haber elegido este lugar para vivirla.


El libro

Comparto algo de la historia de este libro.


Tere nunca fue ajena a la escritura teatral. La escritura siempre fue parte de su creación. El momento en que ella creaba un personaje podía partir de una canción, del fragmento de algún libro, o incluso de la textura de un vestuario, como el vestido de papel rígido de Frágil.


La escritura siempre estuvo presente en sus creaciones, muchas de las obras que creó a lo largo de su vida tuvieron un lugar de germinación en la escritura. Para ella no había una escisión entre pensar el movimiento escénico, el vestuario y aquello que el personaje dice. La creación fue un todo, como para muchos de mis compañeros del Teatro de los Andes. Sin embargo, en ella, la escritura fue quizás uno de sus pilares.


Tere constantemente soñaba con escenas teatrales, las escribía donde podía y, como toda creadora seria, no las contaba, salvo algunas excepciones. No las compartía hasta que no las ponía a prueba en la escena, hasta que el cuerpo no las habite. ¿Cuántas escenas, imágenes y fragmentos habitarán los baúles que dejó?


Conviví con ella 12 años y otros 12 estuvimos lo más cerca que pudimos. En los años de convivencia admiré mucho su dedicación a la creación, sea la música, sea el teatro. Huía a la realidad de la vida por su obstinación por generar una rutina de creación propia. Trabajo de voz por horas, ensayo de textos teatrales por horas, lecturas para las nuevas creaciones por horas, preparación detenida y detallada para los talleres que impartía. Era implacable y rigurosa en todo proyecto del que hacía parte, pero no podía lidiar con la burocracia de sacar un carnet de identidad de extranjero en Bolivia, por dar un simple ejemplo de la realidad con la que no podía.


Volvamos a su escritura. Frente a la dificultad de actuar, en los últimos años de su vida Tere se refugió en esa nueva rutina: la de sentarse a escribir todo aquello que le ayudaba a elaborar su vivencia cotidiana, la de los hospitales, la de los diagnósticos, la de los infinitos remedios e hipotéticas curas.


Tuvo una voz al lado. Seguramente la de Edgar, su compañero incondicional, que la alentaba a seguir escribiendo para sobrepasar esa cotidianeidad médica. También tuvo inspiraciones como los talleres de escritura tomados con Camila Urioste y Chiara Tarabotti, dramaturga italiana.


Entonces, si bien no fue la primera vez que Tere escribía, sí fue la primera vez que desarrolló textos dramatúrgicos completos y que decidió encararlos desde ese lugar escritural que no necesariamente llega a la escena, pero que tampoco deja de ser visual. Esa es una de las características principales de sus textos: el haber estado escritos por una actriz que habitó la escena y que, por tanto, no busca solo resoluciones dramáticas en la escritura, sino en la imagen que propone. Sus textos son muy detallados en cómo se dibuja los personajes y el espacio escénico.


La escritura se convirtió en la nueva escena. En su obra Adentro, narra a mujeres detenidas en el tiempo en un hospital que coreográficamente revisan sus pequeñas maletas, anidadas debajo de sus catres fríos. Mujeres que van dándose cuenta que poco a poco no recuerdan las cosas que siempre recordaron, que poco a poco se percatan de su deterioro silente. Mujeres que tienen el pudor de un cuerpo que ya no produce, el pudor de un cuerpo que ya no habita la esfera de lo público, y que debe relegarse en algún lugar del mundo. Y por ello, mujeres que comparten una silente complicidad.


El humor siempre está presente, pues el contrapunto en medio del dolor se manifiesta a través de la irrupción de una supuesta enfermera que reclama por qué existen modelos de camisones y pijamas tan horrendos y poco empoderadores de nuestra feminidad. De un extremo al otro, de los encajes rosaditos a los baby dolls leopardados. Y en el fondo, el dejo de melancolía profunda.


Son diversos los mundos que aborda en sus obras: una Caperucita impulsada por su madre a entrar en el bosque y finalmente encontrarse con el lobo que le toque para poder hallar la salida de su propio laberinto; y una abuela que aboga por la oscuridad pues dice que “…la luz asombra, la sombra inspira. La muerte se convierte en vida. Todo va mutando de un estado a otro, todo es sagrado y caduco a la vez”.


Todas las obras tienen el dejo de asombro y la ironía que tenía su propia mirada.


Tere escribió y escribió y sus seres queridos estuvimos tan cerca como pudimos. La edición de las obras Rojas y Adentro, las más extensas del libro, la realizamos juntas. Me pidió acompañarla en la edición final que no se trataba únicamente de darle una corrección gramatical a los italianismos que empezaron a resurgir viviendo en Italia, sino a pensar también las resoluciones dramáticas, analizar la pertinencia o no de ciertos fragmentos. Yo simplemente sugería, opinaba. La siguiente sesión de trabajo ella ya tenía dos o tres nuevas propuestas.


Se fueron sumando personas que también apoyaron la edición de los textos en sus versiones en italiano, porque todas las obras fueron escritas en ambos idiomas. Y así, Tere acudió también a Julia Peredo para editar otros textos.


La publicación

Tere deseó la publicación de este libro. El día en que la operaron y ya no despertó, me propuso que al salir de la operación trabajemos en el índice.


Así germinó este libro.


Luego de su partida, quienes la amamos mucho decidimos trabajar en la edición de los textos que faltaban. Convoqué a Marcelo Villena, un amigo entrañable, que se sumó con entrega, cariño y plena disposición. Arístides Vargas, dramaturgo y director del grupo Malayerba de Ecuador, se sumó con la presentación del libro, pues conocía de cerca el trabajo de Teresa. Anuar Elías, con la misma amistad y cariño profundo a Tere, se sumó a la diagramación. Edgar estuvo siempre velando por los avances. Los amigos de Italia: Filipo, Dalia, Paola, Francesca, Federico, Gidi, Sandra, Angela, Micalis y otros hacen lo mismo para la versión en italiano.


La impresión del libro es un trabajo y esfuerzo colectivo entre nuestros hermanos Alice y Gonzalo del Teatro de los Andes, Conny Toornstra, Edgar y yo.


Así llegamos a este homenaje. Junto a Piti, Cristian, Voz Abierta, Reverso, Kintanojara, Agustín, familia Rosado, la productora Par Mil, amigos de Masa, etc., pudimos llegar a este momento.


Quisimos reunirnos en este espacio para que sus palabras sean entregadas a la eternidad.


Aquí me detengo. Tomo la mano de Teresa, su mano pequeña, como la tomé muchos años, para agradecerle tanta vida, tanta risa, tanto absurdo, tanta entrega. Y dejarla partir…


Seguramente ella nos miraría a cada una y cada uno a los ojos, detenidamente. Seguramente nos daría un abrazo largo y cálido y partiría cantando, con esa voz arrulladora que poco a poco se aleja en el horizonte.

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