El Grillo sale del confinamiento y propone canciones luminosas en Hermetismo, su nuevo álbum. Si algo caracteriza a este referente del rock boliviano es su denodado esfuerzo por mantener viva y renovada su sólida obra. En esta charla con La Trini habla de procesos creativos, de conceptos de producción, del panorama de la música en la actualidad y disecciona su nuevo disco al detalle.
- ¿Cuándo y cómo comenzó el proceso creativo de Hermetismo?
- Empecé a trabajar el Hermetismo en 2021. 2020 fue un año fallido, un año bloqueado, un año de bajonazo. Intenté ponerme a escribir como salida al momento difícil, pero no había nada. Fue en 2021 que sentí que empezaban a fluir ideas y así empezó a llenarse la página con melos (melodías), con ideas de pasajes armónicos, y muchas más melos y otros pasajes… un encadenamiento de ideas que no me sucedía desde hacía muchísimos años, desde que era veinteañero y me salían las canciones así. Sentí que me había conectado con algo.
- Los títulos de tus canciones solían tener una sola palabra. Ahora tienen artículo (“Los años”, “La promesa”), ¿hay alguna razón para ello?
- Es, creo, el primer álbum en que pongo artículos a todas las canciones, y es por una razón particular: luego de ya tenerlo terminado, reescucharlo y releerlo vi que eran un grupo de nueve cuentos, digamos cuentos musicales, y me parece que los artículos le dan ese aire al álbum.
- ¿Cuál es el concepto de producción del álbum?
- El tema de la producción ha sido algo difícil porque he cambiado de idea en mitad del camino, porque al final salieron 16 o 17 canciones terminadas, con armonía, melodía y letra, y había dos grupos notorios. Las nueve que están en este disco, que tienen un tipo de luz, y las otras que son un poco más oscuras; inclusive de las nueve que entraron, la siete y la ocho (“El jugador" y “El caminito”) podrían pertenecer al grupo de las más oscuritas, pero he decidido que estén.
Entonces el diseño de producción de estas canciones elegidas pasa, primero, por elegir una paleta de colores muy clara y definida. Es básicamente el trío que somos Pablo en la bata, Matías en el bajo, y yo que estoy tocando guitarras y teclados. Luego se puso las guitarras muy al fondo [en la mezcla], no adelante como en la mayoría de mis discos, para que pueda salir con las melodías todo lo importante de este disco que son los arreglos y las orquestaciones.
Segunda idea de producción: solamente hay una voz para que destaquen las contramelodías y las orquestaciones. Tercera: he decidido que la estructura de las canciones sea muy parecida, en el sentido de que sean verso –coro– bridge (estrofa-estribillo-puente). Me he vuelto poco a poco muy fan de poner un buen bridge al final de la canción, un bridge que tiene que ser más grande, más elocuente que el mismo estribillo. Estoy usando esa estructura en el álbum. Y, dependiendo de cómo me va en la gira es posible que edite un segundo disco este año con las otras canciones que me gustan mucho, que son otra onda
- Después de años de trabajar en diversos estudios, ¿qué tal la experiencia de producir en tu propio estudio?
- Bueno, hay que aprender mucho el oficio y después hay que buscárselas en todo sentido: manejar un programa de grabación, ver dónde suena mejor un micrófono, sobre todo dónde vas a cantar o dónde vas a poner las guitarras, y hay que probar: un ropero o un lugar donde pones un colchón… no sé, hay que probar. Hay que hacer magia cuando no hay presupuesto, hay que inventar. De todas maneras, no estoy romantizando este asunto. Es el segundo disco en que hago esto.
El anterior, por razones de presupuesto y por un experimento que salió mal, no me gusta cómo quedó en la producción. Los temas tampoco están tan buenos. Fue mi primer intento de hacer algo en mi casa solo, tiene un montón de errores en todos los sentidos. Es culpa de Soderbergh, tengo una conexión con su trabajo y él había hecho una peli en 2018, que se llama Unsane (Perturbada) en la que grabó todo con un iPhone 7, siendo un cojudo que tiene acceso a Hollywood, que tiene presupuestos de $us 200 millones, pero ha hecho una película así. Entonces yo quise hacer mi disco con un iRig de 30 dólares, ¿no? Nada… es un experimento fallido, pero lo asumo: es un disco mío, está ahí, y hay que quererlo igual.
Espero que mi próximo trabajo sea en un estudio como debe ser, como a mí me gusta trabajar. Tiene pros y contras, pero si tuviera que decir algunas cosas buenas es que no corre el reloj, porque en los estudios se paga por discos o por día o por hora, no tanto en este país, pero afuera se usa mucho el precio por hora. No sé si es bueno o malo, en vez de hacer tres tomas de guitarra y cuatro tomas de voces tengo pues 20 tomas de guitarra y 20 tomas de voces, que al final es un quilombo porque hay que ponerse a escuchar todo. Había canciones que tenían seis diferentes arreglos de guitarra para cada canción y después es jodido elegir, pero también es divertido.
- ¿Qué diferencias encuentras en el aspecto sonoro (armónico, de arreglos) y discursivo respecto a tus anteriores discos?
- Hay mucha diferencia con mis trabajos anteriores. Esa es la idea en realidad. Creo que para todos los que tenemos una carrera larga y, digamos, prolífica, es un desafío no solo sonar distinto, sino no autocopiarte y lograr algún tipo de interés en la gente.
Le debe pasar a mucha gente: a nuestros artistas consagrados, que amamos y que tienen discos desde hace 20 o 30 años, ya nos cuesta escuchar sus nuevos trabajos, o los escuchamos una vez y lo dejamos allí en el cajón y seguimos escuchando los viejos discos que nos gustaban. Creo que luchar contra eso es algo muy difícil, a veces uno piensa que es una batalla perdida, eso no significa que deje de escribir o que no siga en la lucha por sacar un álbum que le interese de nuevo a mi público. Entonces de entrada hay que mostrar otra cosa.
Este disco suena más pop, pero esa sería una generalidad bastante injusta. Podría entrar un poquito más en detalle y decir que tiene referencias muy claras de una época en que a mí me gustaba mucho el pop, con todo lo grande que es eso, es decir, el funk, el r&b, el rock pop ochentero. De entrada, he sacado la Stratocaster, que no la sacaba hace años, hace un montón de discos, y la he puesto en la posición 2. (N. del E.: la segunda posición de las pastillas o micrófonos de la guitarra Fender Stratocaster tiene un sonido más brillante).
Hay algo que he decidido también y es que el lienzo esté pintado de una manera pero que los trazos de las canciones se dibujen por sí mismos. He elegido dos colores básicos, que son el acorde sus2 (suspendido en segundo grado), y el acorde disminuido. Todo relato es tensión-resolución, la música es igual. Pero el fondo del asunto, lo que me hace sentir bien en este disco, es que he escrito toda la orquestación. Ya soy capaz de hacer eso. Y si algún día tengo un financiamiento o me cae plata del cielo, seguro que en vez de comprarme un buen auto –que no tengo– me iré a grabar con una orquesta grande de cuerdas y metales. Y seré feliz.
- ¿Cómo ves el momento actual de la distribución musical, del concepto de álbum, las giras…?
- Creo que ahora sí ya estamos caminando otro momento histórico de la industria musical. La distribución ya está, sin ninguna duda, liderizada y totalmente controlada por el streaming. No es una opinión, son datos. Y esto a pesar de que coleccionistas están haciendo un salvataje al formato físico, tanto en vinilo, que ha tenido un repunte, como en cd, que no solo no se murió, sino que está bien, goza de buena salud.
Pero, sumando, son un pequeño porcentaje comparado al streaming. Eso nos obliga a pensar de otra manera. Esta fue la primera vez que pensé en un disco y dije “no lo voy a sacar en formato físico”. Es la primera vez y siento que no hay problema. Pienso que sacar un disco físico es una decisión para coleccionistas. Viendo que las preventas de la gira van bien, he decidido que voy a sacar un lote de Hermetismo más pequeño que los que solía sacar, que seguramente lo comprarán los coleccionistas.
En cuanto a las giras, no he cambiado nada, ya van a ser nueve años que me dedico solo a los teatros. Ese es un camino sin retorno. Genero mis ingresos de todo el año en una gira de teatros que dura como cuatro meses, entonces normalmente hago entre 14 y 16 teatros, pero este año estamos volviendo de cero, de un confinamiento y por el momento tengo 10 shows en siete ciudades. Empiezo el 29 de mayo y termino en agosto. Eso no significa que después de agosto vaya a dejar de tocar. Ahí acaba la gira que se llama “Grillo Villegas Gira 2022”, que no es la gira del Hermetismo. Hago giras todos los años y, de causalidad, algunos años tengo disco. Voy a tocar tres o cuatro temas de Hermetismo, pero recién después de agosto seguro voy a tener otras tocadas, tal vez haga un acústico o presente el Hermetismo, no lo sé, depende de cómo van las cosas.
- ¿Cómo ves el ser artista en todo este panorama?
- Ser artista hoy nos interpela un montón. Veo a los jóvenes, a los de 20, que están respondiendo a su generación, a su lenguaje, a su música. Nosotros ya somos cincuentones y veo que cada generación ha tenido sus obstáculos, sus enigmas, sus diferentes formas de trabajar y sus dificultades.
No me gusta cuando empiezan a decir que en los 90 era más fácil y en los 2000 no. Esas elucubraciones súper facilonas y sin ninguna base, son cosas que requieren un análisis un poquito más serio y maduro. En algo central solo podría decir que lo que no ha variado es que cada artista o banda tiene que crearse un público, y ese público tiene que pagarte una entrada y es la única manera de que existas, para un futuro sostenible con un proyecto de vida. Es decir “voy a ser músico y voy a vivir de esto” y eso tiene que ser sostenible. Eso solo lo puedes conseguir creándote un público, sembrando, regándolo y haciéndolo crecer en base a tu trabajo, no en base a la ayuda de los papás, no en base a la ayuda del Estado, tampoco en base a mamadas ni a plata ni a nada, solo en base a tu esfuerzo y a tu material.
Cada verso
Armonías, rítmicas, melodías y, sobre todo, intenciones artísticas en boca del Grillo acerca cada uno de los nueve tracks de Hermetismo.
- La promesa es un tema que usa varios acordes de préstamo modal, el grado bVI (sexta bemol) como acorde mayor séptima (maj 7) en los versos, mientras está sonando un pizzicato en las cuerdas que va bajando cromáticamente. El primer grado invertido, ¿no?, cada vez que llega a E (Mi mayor) está el G# en el bajo (E/G#). En los estribillos suceden dos cosas: primero me cambio a primer grado menor, o sea cambio ese E (Mi mayor) a Em (Mi menor), luego un G mayor séptima (Gmaj7) y un D menor séptima (Dm7) cambiando la tonalidad. Hice sobre eso un arreglo de cuarteto de cuerdas acompañando la melodía (dos violines, una viola y un cello).
- Los ocasos es un juego armónico interesante, es algo que apareció cuando estaba escribiendo el año pasado. Y fue, como muchas veces me ha pasado, ponerme frente a un problema y buscar una solución, y la solución por supuesto es una melodía buena. Suelo hacer cosas así. Para los músicos: está sonando un sus2, (suspendido en segunda), un sus4 (suspendida en cuarta), y un menor 11 (menor oncena) los primeros 4 compases, luego se sube todo una cuarta justa, y hace lo mismo otros cuatro compases y sube otra vez una cuarta justa y otra vez lo mismo haciendo los 16 compases que repite una vez y todo eso es el verso. (N. del E.: de verse que en inglés designa a lo que conocemos como estrofa). Entonces en el verso hay cuatro tonalidades, ¿cuál era el problema acá? Hacer una melo en cuatro tonalidades sin que se sientan esas modulaciones, es decir “ocultando” esas modulaciones de tonalidad. Y los coros son sus2, sus2, sus2, y un cuarto grado menor.
- Los años es un funk setentoso, old school, muy diferente al funk rock que yo había hecho. Por ejemplo, en el Almaqueloide (Llegas, 1998). No solo ahí, yo ya había escrito [algo así] en la época de Loukass con “Chico predecible”, digamos, porque ese funk es cuadrado, no hay groove, puedo charanguear todo lo que quiera, pero la base está recta. En cambio, esto –uno con los años ya va entendiendo cómo funcionan algunas cosas, algunos secretos de los géneros– ya es un funk muy grooveado, hay mucha síncopa y eso lo hace más interesante. La armonía también es linda, está en Am7 (La menor séptima), y tiene un Fm6 (Fa menor sexta) como segundo acorde, eso hace cambiar de escala, ¿no?, y en el estribillo van a sentir dos disminuidos. Luego del verso-coro hay un bridge (N. del E.: puente o interludio, parte de la canción que generalmente se sitúa después del segundo coro o estribillo) instrumental, una variación en la armonía y unos arreglos de los synths (sintetizadores).
- El abrazo es otro problema que me puse al frente. Hay un pasaje armónico con siete acordes, acabando en sus4, con varias modulaciones repitiendo el pasaje. Intento que la melo sea lo que sostenga esas modulaciones. En los coros cambia de modo y tonalidad, pasa a menor y termina en maj7sus2 con bajo en la tercera (acorde séptima mayor con segundo grado suspendido en primera inversión), ese acorde tiene un color súper misterioso. Después de esa estructura viene un bridge donde también pongo un acorde maj7sus2 con el bajo en la tercera, que es un acorde bastante grandote, estoy muy contento con esta canción.
- El traje es una canción interesante. Es modal, no tonal. Entonces van a sentir que el verso tiene C (Do mayor) y Eb (Mi bemol mayor) y en los coros [acordes] menores: Am (La menor), Gm (Sol menor) y Fm (Fa menor), es decir nada es diatónico acá, no tienen relación. Entonces buscar una melodía encima de eso es bien divertido. El sonido, es algo que no sabía si iba a salir bien, era buscar algo medio ochentoso, medio David Byrne, Talking Heads, no sé, una cosa así… y en el bridge final hay una batalla que quise mostrar en la música, la letra dice: “con mi traje con alas de ángel enfrento osado la deslealtad / las diablesas y pecadoras son mi tropa un nuevo coral”. Creo que es bien obvio de donde viene esto.
- El candado es otro cuento: una persona que encuentra una botella de trago en la mitad de un pasillo y se la toma y empieza a recordar cosas de su vida, una amiga que pierde trágicamente… es bastante onírico todo, es bastante abstracta la historia. Pero musicalmente es un R&B bien setentoso, donde he puesto dos guitarras tocando cosas parecidas, pero no iguales, dos strats (Fender Stratocaster). Estoy ahí bien roots tocando bien, bien r&b, cosas que me gustan. Tiene un verso y un coro, el coro cambia de modo, siempre intento meter una escala distinta, algo para darle un color interesante menos obvio, y el tema se va con un bridge donde la Strat se pone de protagonista del sonido.
- El jugador es una de mis favoritas. Es el cuento del jugador que se descuida y falla y, bueno, la vida es así. En cada verso el primer acorde es un maj7sus2 (mayor séptima suspendida en segunda) que termina en un acorde disminuido séptima dando esa tensión. Luego modula a F (Fa mayor) y usa un dominante secundario y el cuarto grado en disminuido séptima para cerrar el pasaje. Hay una [parte] C, por única vez en este disco, bien Llegas, una [parte] C extraña, que nos lleva al bridge final, un bridge bien groovy instrumental que tiene un arreglo de cuerdas sobre acordes sus2 y maj7sus2.
- El caminito es la canción que podría estar en el siguiente disco, en el grupo de “las otras” canciones, pero la he dejado con la esperanza de sacar ese álbum que es más oscurito, y esta va a hacer el puente para ir al otro disco y, la verdad, habla de eso: es un caminito que descubres siguiendo unos rayos de luz, y este caminito nos va a llevar a las otras canciones que son la otra parte del confinamiento. Este disco básicamente habla de salir del confinamiento, son canciones con mucha luz. La otra parte del disco habla de “qué lindo que hemos salido, pero quiero contarles qué pasó aquí adentro”, ¿no? Ojalá hubiera tenido la oportunidad de grabar con una orquesta grande, porque tiene maderas, metales y tiene un arreglo en ese plan, y una parte C bastante oscura en modo locrio.
- Autorretrato cierra este racimo de cuentos. Al final de todo dice, en la voz de la Mayra (Gonzáles, cantante y cantautora): “ya después de todo esto, he dejado mi casa, todo este hermetismo, los susurros, estoy listo para pintar mi autorretrato”. Para eso sirvió el confinamiento, porque los espejos no dicen la verdad. Básicamente, el bridge dice eso. La armonía del bridge es completamente diferente de la [parte] A y la [parte] B. Este también es un R&B bien setentoso con una strat y las [partes] B son instrumentales, bien jazzys, ahí está el Heber Peredo en piano y los tremendos músicos que tengo en el bajo y la bata. Creo que cierra bien este disco.
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