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maría teresa rivera / rené ponce

Los colores de la cueca

Presentamos dos reseñas que valoran el álbum de cuecas para piano De Desamor de Daniel Álvarez Veizaga. María Teresa Rivera de Stahlie, difusora, investigadora y mecenas cultural y el músico multiinstrumentista y productor René Ponce Clavijo, dan luces sobre el nuevo trabajo discográfico del pianista orureño.


“Una antología de enorme interés”

Ma. Teresa Rivera de Stahlie

 

La muy reverenciada danza de la Cueca cuenta con un día señalado en el calendario anual, que es el primer domingo de cada octubre, como un claro reconocimiento y homenaje por lo que representa  y por lo que ella significa para toda la sociedad boliviana. Innegables son igualmente, su riqueza musical y cultural y sus valores históricos, artísticos y humanos.

 

Una interminable lista de cantautores, ilustres compositores, bailarines e instrumentistas se han ocupado y se ocupan de ella en sus más variadas y difundidas modalidades.

 

Las catorce Cuecas grabadas por el pianista y compositor Daniel Álvarez Veizaga que él nos presenta, conforman una muy bien lograda selección de obras que pertenecen a tres destacados compositores bolivianos como sigue: Siete cuecas  De Desamor de Daniel Álvarez Veizaga, editadas en el  libro XXXVII de mi Colección Compositores Bolivianos y que están inspiradas en los versos del poema Sed de Amor de Rafael García Rosquellas  (que a su vez inspiraron  al compositor  Miguel Ángel Valda para escribir su preciosa cueca del mismo nombre); “5 Cuecas para piano” y la “Cueca lenta” del compositor y director de orquesta Ramiro Soriano Arce y la Cueca “Trenzas” del maestro Jaime Mendoza-Nava, fallecido en 2005,  que corresponde a su Suite de Danzas Bolivianas.

 

Se trata, pues, de una antología de enorme interés donde convergen perspectivas y lenguajes distintos que sin embargo tienen un punto de encuentro en el carácter mismo de la danza y en la estructura de las diferentes partes que la componen. Los compositores, sin seguir la conformación tradicional de la danza de una manera fiel, la respetan moviéndose con toda libertad  en el desarrollo de su discurso musical, unas veces haciendo hincapié en  frases o motivos melódicos, otras enfatizando los ritmos y cadencias, pero siempre con resultados realmente atractivos. El lirismo, el drama, y la picaresca característica en la conquista amorosa del relato de la danza, están presentes con mayor o menor intensidad, explorando una diversidad de aspectos y manejan con gran acierto los recursos de ese universo rico y pródigo de la escala musical.

 

Esta selección de Cuecas es una importante contribución a la consolidación de la Cueca como una de las más relevantes manifestaciones artísticas nacionales y la eleva a dimensiones cada vez mejor logradas.

 

Madrid, noviembre de 2024

 

 

“Un suspiro que transmuta a vuelo de pañuelo”

René Ponce Clavijo

 

La cueca, un suspiro que transmuta a vuelo de pañuelo, un pañuelo que ondulante entreteje su vuelo con la música, la cual, como agua bañando las teclas de un piano y un armonio o las cuerdas de una guitarra y un charango, amolda su vuelo a su superficie, en este caso, una superficie sonora. Como si se tratase de una perfecta búsqueda de supervivencia, que no quiere extinguirse aun sabiendo que la vida se extingue en primera y en segunda.

 

Hace algunas décadas atrás escuché por primera vez la “Sonata para piano Op. 1” de Alban Berg en las manos prodigiosas de Glenn, en dicha obra, las progresiones cíclicas y cromatismos tan finamente hilados, develaban en mi escucha muchos elementos que de manera muy difusa mi sentir comparaba con elementos “cuequeros”, y es que, de alguna forma la sonata es tan rica en motivos y células, que puedes encontrar en ella lo que te propongas encontrar, pero además, las manos de Glenn siempre fueron un pañuelito danzando cueca sin que él lo sepa.

 

Daniel, en De desamor, contempla muchos lenguajes que su andar tan exquisito en el entendimiento musical me permite también develar a través de la cueca y que al fin puedo escuchar en una cueca que sí es una cueca, sin necesidad de autodibujarla en Berg o rebuscarla en otros compositores, pues, los lenguajes contemporáneos son tan sublimes si los escuchas en la interpretación precisa y Álvarez Veizaga tiene en sus manos la gran herencia de lo sublime y lo popular, de aquella cueca que escuchamos aquí (en Bolivia) todos los días, desde que despertamos, hasta que dormimos, intencionalmente o no, componiendo o interpretando, pues, hay elementos que no podemos negar, y en lugar de hacerlo, debemos abigarrarlos, así tan maravillosamente como las cuecas que Daniel nos propone. En aquello, vemos los rostros de Schoenberg, Debussy o Mahler, fusionados con los rostros de Roncal, Mendoza-Nava, o incluso Fidel Torricos, sin discernir ningún rostro, o todos a la vez o uno por uno, o rostros yuxtapuestos, y es que, si voy a hablar alguna vez del sincretismo de una manera muy pasional y además ensoñada, el trabajo de Daniel Álvarez me permite hacerlo.

 

No puedo quedarme sin resaltar algo que en mi desenvolvimiento como músico popular y “cuequero” siempre he creído y además defendido, pues, en cada presentación menciono que la cueca nunca habla de amor, siempre habla de desamor o amartelo, aquella existencia Sin Sol, tal parece que la cueca ha nacido de noche y embebida en el mal. Creo que, si no entendemos dichos conceptos y su relación con la cueca, nunca podríamos interpretar o componer alguna y Daniel entendió no sólo su papel de compositor y creador, sino también su papel como “cuequero” pensante, quien alimenta en el desamor la esencia de la cueca, combinadas con elementos tradicionales en el sonido del piano ´cuequero´ que quedamente se alimenta del armonio y viceversa para que la cueca no pierda ciertos colores que pintan al desamor. Como aquel bordoneo en el que la guitarra también se refugia, o el puntillismo melódico y cuasi microtonal tan necesario que una mandolina bebe para satisfacer su constante aleteo que no es microtonal, sin resolver, sin el “chán chán”, con un hasta y sin esperar.

 

Las cinco cuecas de Ramiro Soriano parecen asentar su paso desde el primer segundo, aquel zapateo que parecen observarse, odiarse y coquetearse con el pañuelo, una pugna entre quién cautivará más al danzante, dos estratos que por momentos parecen acariciarse y soltarse, una obsesión en vaivén que también puede ser un elemento central en la cueca, y que el maestro Ramiro Soriano acentúa con armonías y dinámicas tan profundas que develan un intenso misterio, pero a la vez, estos elementos me devuelven la mirada al horizonte para contemplar el pasado nada más, aquella añoranza que es pilar conceptual fundamental en la cueca.

 

También vemos rostros, pero en este caso los de Johannes y Simeón tan perfectamente superpuestos con las terceras, con aquella inflexión melódica, además, con la introducción de elementos populares tan sutilmente detectables que hace de éste, un lienzo que se queda en tu memoria para siempre y para colocarte en los zapatos de Soriano, pues la ausencia puede ser descrita solamente a través de una cueca, aquella que te desgarre hasta las lágrimas y también te levante con un suspiro tan colorístico que podría necesitar incluso el volumen de una escultura para entender y contemplar la expresión deseada por el maestro en toda su magnitud.

 

Escuchar “Trenzas” de Jaime Mendoza – Nava como una coda al disco, podría ser la reseña sonora perfecta que Daniel Álvarez y Ramiro Soriano proponen en De Desamor, no puedo dejar a un lado la sensación de tranzado, de entretejido y además de un trenzado ondulante que provoca en mí el cierre ideal, además, ´Trenzas´ hace un resumen exquisito y concreto de aquellos elementos que construyen a De desamor, pues mi sinestésica percepción ha hecho que esta propuesta sea digna de lo que siempre Álvarez y Soriano nos tienen acostumbrados, un reencuentro exquisito del entretejido académico y popular que muy pocos son capaces de ofrecer al mundo en una propuesta que te hace pensar y repensar sobre los elementos que construyen la cueca, con qué elementos en esta ocasión la cueca hizo el amor, y qué elementos el futuro entretejerá con la cueca.

 

Solamente me queda decir… ¡Gracias!

 

La Paz, 03, 11, 2024

 

Ficha técnica

 

Sello Discográfico: Virtuoso Records (Argentina)

 

Grabación, edición y Mastering:

Nils Völcker, Jan NiemeyerAccess All Areas Studios (Bremen, Alemania), Soulvision Studio (Köln, Alemania)

 

Producción ejecutiva: Juli Consigli

 

Diseño de portada/fotografía: Juan Manuel Montes Jordán

 

Escucha el disco en:  https://orcd.co/r2l3wvk

 

Lee la entrevista al artista aquí

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