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El amor (después) del desamor

Actualizado: 15 abr 2022

Pese a las dificultades que atingen a todo el sector cultural, el teatro boliviano parece gozar de buena salud, no solo en cuanto a la profusión de propuestas sino también en su relación con el público. El amor del desamor, escrita y dirigida por Laura Derpic, es una de las obras más vistas y comentadas en sus –ya– dos temporadas en cartelera. Conversamos con la creadora de esta singular puesta en escena.

¿Cómo y cuándo ha sido concebida la obra?


El amor del desamor es una obra que quería escribir hace tiempo, pero fue recién en 2020, gracias al Fondo de Cultura y Arte de la ciudad de La Paz (FOCUART) y a la pandemia que tuve el tiempo y los recursos. La escritura pasó por varias etapas, una investigación exhaustiva de diferentes autores sobre cómo se construyen y destruyen las relaciones amorosas, así como entrevistas a diferentes mujeres bolivianas, de diferentes edades y diferentes experiencias; además de la cosecha propia de las relaciones amorosas hasta ese momento.


¿Cómo ha sido el proceso de puesta en escena y producción?


Aposté por quienes considero los mejores profesionales en cada uno de los rubros que hacen a la obra: actores, composición musical, escenografía, iluminación y producción, llegando a crear un equipo multidisciplinario que entiende la propuesta desde su saber técnico y propone desde ese conocimiento aquello que mejor sabe hacer, para potenciar la obra.

En algunos casos, fue difícil, siendo que pasaron hasta tres personas por un mismo rubro, pero eso mismo contribuyó a que la obra llegue a su versión final que es la que estrenamos en septiembre de 2021.

El proceso de puesta en escena inició en mayo del año pasado y supuso también una depuración del primer borrador, una reescritura desde la escena.


¿Cómo vives la situación actual del teatro y de la dramaturgia en Bolivia?


Creo que después de la pandemia muchas cosas se han reconfigurado. Muchxs han encontrado otros rumbos de escritura, mientras otrxs se han afianzado en este tipo de escritura. Respecto a la situación actual del teatro, quiero creer que el aprendizaje principal está en saber qué se puede hacer con lo que hay a la mano, y que las limitaciones que tenemos son similares a las que existen del otro lado de las fronteras y que, gracias la virtualidad, podemos acceder a materiales, obras y trabajos que no están tan lejos como creíamos.

De todas maneras, creo que es fundamental contar con fondos que apoyen todo el proceso de creación, producción y distribución de las obras de teatro, para que este arte crezca. Considero que hacen falta instancias de formación de profesionales y de públicos, como temas urgentes a ver en un futuro próximo.


¿Crees que en el teatro boliviano hay un movimiento, o son solo esfuerzos dispersos, individuales?


Hay un movimiento de teatro boliviano, el problema es que responde a esfuerzos dispersos e individuales. Mientras no nos aglutinemos, mientras no nos veamos como parte de ese movimiento y como solución del problema de la precariedad en la que trabajamos, vamos a seguir compitiendo en desventaja entre nosotros mismos, fijándonos quién recibe fondos y quién no, quién lleva más gente, cuando lo importante es competir para crear obras más trabajadas, más profesionales, que sean producto de esa poética interna que podemos dejar florecer, esa mirada boliviana sobre la realidad que es tan particular.

Cuando sepamos que hay una red de colegas que nos contiene, de la cual nos nutrimos y somos parte, creo que entonces sí podremos ser un movimiento de teatro boliviano, porque sabremos que vamos en la misma dirección para trabajar por una compensación justa, con una mirada compañera, que vamos a poder formarnos dentro y fuera de Bolivia, que tenemos las mismas oportunidades y que ensayando no estamos perdiendo otra fuente de trabajo que nos procure las cosas básicas que necesitamos para vivir. Y pensando también que hay un Estado que se preocupa por la creación artística del país y que la apoya con programas y políticas culturales sustentables.


¿Qué proyectos tienes para el futuro inmediato, digamos, este año?


Este año vamos a seguir haciendo funciones de El amor del desamor, esperando llegar a más ciudades de Bolivia y ser parte de encuentros y festivales. Vamos a estar en el Festival Internacional de Teatro de La Paz en mayo, por ejemplo. Los proyectos pendientes que tengo, tienen que ver principalmente con la escritura, como un par de textos que debo terminar: una novela que ha quedado en el tintero por la pandemia y otros relatos de no ficción que andan por ahí.

Sigo con las asesorías individuales de escritura que suponen el acompañamiento en la escritura no solo de obras de teatro, sino también de relato corto, diseño de proyectos y guiones audiovisuales; además de los talleres grupales de dramaturgia. A la par, vengo dando clases en el Programa de Cine de la UMSA y escribiendo una nueva obra que seguramente pondremos en escena el año que viene.


Foto: Marcelo Iturriaga


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