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Como si fuéramos valientes

Su nuevo disco, La década entera, llega después de 7 años de silencio, una pandemia, y mucha “tinta, piano y soledad”. El cantautor Karloz de la Torre le cuenta a La Trini el disco desde adentro.

 


¿Cuándo empezaste a escribir las canciones del disco?

Hace mucho tiempo y hace poco tiempo, je. “Gafas negras” es una de mis primeras canciones, ¡estamos hablando de principios de los 2000! “Vayan yendo” es una canción que también compuse hace mucho tiempo, allá por el 2006. “La pena a veces” también tiene mucha tinta y muchas horas invertidas y como seis o siete versiones distintas, je. Por otro lado, “La década entera” o “Afuera” son canciones de pandemia y “Canción de Tiago y Abril” se terminó un par de semanas antes de ser grabada. “Dos barcos perdidos”, incluso, terminó de definirse en el mismo estudio.

 

¿Cómo fue el proceso de producción de La década entera?

Había demasiado tiempo en el encierro al que nos confinó la pandemia. Había demasiado tiempo libre, muchas canciones ya terminadas y muchas por terminar. En el camino, de paso, aparecieron nuevas. Papeles, tinta, el piano y la soledad de ese cuarto querido mientras afuera el mundo tosía rabiosamente.

 

Luego, claro, me tocó agarrarme el bicho y sumarme a la cifra de positivos y, si bien al final todo se llevó sin sobresaltos (a Dios gracias), sí tuve un par de primeros días muy duros. Y ahí, tirado en la cama y pensando que tal vez no lo lograba y todo acababa ahí, tenía, por supuesto, arrepentimientos por dejar sola a mi familia y tantas cosas. Pero también tenía una asignatura que se iba a quedar pendiente para siempre... “Te vas a morir y nunca vas a cumplir tu sueño de grabar un disco en Buenos Aires”, decían las voces en mi cabeza.

 

Apenas me dieron el alta, juré que no iba a volver a escuchar esas voces y llamé a Ariel (Lavigna, productor del disco) para arrancar el proyecto sin esperar un segundo más. El trabajo fue arduo en la preproducción. Elegir 10 de las más o menos 30 canciones terminadas que tenía y darles una última vuelta. Cada que recibía un mail de Ariel, sabía que me tocaba volver a sentarme al piano y afinar los lápices para corregir o cambiar algunas partes.

 

Una vez libre para viajar, partí a Buenos Aires para meterme al estudio Romaphonic y luego al estudio Ion con Ariel  y con tremendos músicos sesionistas. Así, esos meses de un tipo solo con un piano y una asignatura pendiente desencadenaron en esas semanas de trabajo duro y feliz, rodeado de gente y a miles de kilómetros de casa. El disco luego sumó cuerdas grabadas en el mítico estudio ION y los bronces grabados desde el estudio de los músicos. Luego vino la mezcla y la masterización hecha por Ariel en su estudio Nómade Mix.

 

Es de esas soledades, de esos miedos y de esas victorias sobre el miedo y de esos abrazos felices es que está hecha La década entera.  Canciones ante todo y contra todos los males del mundo. Como si fuéramos valientes.

 

¿Cómo escuchas este disco y estas canciones respecto a tu trabajo previo?

Es un disco compuesto por el mismo tipo que compuso los anteriores. Lo que ha pasado es el tiempo.

 

Y estas canciones me encontraron con ganas de no pensar mucho en la gente que vaya a escucharlas y contar las cosas (tanto lírica como musicalmente) de una manera que me salga natural. Dejar que todos estos años de tantas canciones y tantos conciertos hablen por sí mismos. Yo me limité a tratar de no molestar con mis imposiciones e ideas fijas, je.

 

Y me gusta lo que escucho. Además, claro, la producción es mucho más sofisticada y el haber grabado el disco en esos estudios le da un vuelo distinto por haber pasado por toda esa tecnología de equipos que todavía no tenemos aquí. Pero, al mismo tiempo, es un disco como los de antes. Batería, bajo, guitarras, cuerdas, bronces, un piano Yamaha CP70 con ese su sonido único y las voces. Todas esas cosas tocadas por gente viva y los fallos y la magia que eso implica. Lo clásico sigue sonando bien. No importa cuándo leas esto.

 

¿Qué planes para presentar el disco en vivo?

Por el momento se está fraguando un concierto cavernario este 15 de diciembre en Jazz Stop junto a dos bandas a las que admiro un montón. Ya después, a principios del 2024, presentaremos el disco en el Teatro Achá y luego, si las cosas se van dando, saldremos a tocarlo por el país entero y, quién sabe, por otros lados también.

 

El porvenir es triunfalmente nuestro.



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