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Streaming por tres

Cerca a fin de año, como que se imponen las listas y recomendaciones. Y qué mejor si estas están a mano, como es el caso del streaming. Alcarràs, El prodigio y un documental sobre la FIFA: qué se puede ver en plataformas estas semanas


Alcarràs

A pocas semanas de que se conozcan a las 15 películas finalistas en la carrera para una nominación a mejor película internacional en los Oscar 2023, varios medios y páginas web han publicado listas de las favoritas. Entre estas –y compitiendo con la boliviana Utama de Alejandro Loayza, que también ha captado mucha atención internacional– aparece Alcarràs, la representante de España.


Es el segundo filme de la directora catalana Carla Simón. Su opera prima, Verano 1993 (2017), también fue elegida para representar a su país en los premios de la Academia de Hollywood. En definitiva, Simón es una de las cineastas contemporáneas más originales en la actualidad. Un elemento que articula sus dos películas es el tratamiento de las infancias y las familias. Particularmente, las niñas, son personajes atravesados de separación, dolor y rebeldía, y son sus sensibilidades las que toman la pantalla para intervenir el mundo adulto.


En Alcarràs, el personaje central es colectivo y coral: una familia de melocotoneros del municipio de Lleida (Cataluña) que, después de 80 años de vivir del trabajo de la tierra, se enfrenta al fin de su oficio. La crisis familiar, los afectos de los diferentes miembros del clan Solé, así como las luchas del campesinado por mantener su oficio contra la decisión del terrateniente de montar paneles solares en los campos de siembra de melocotón, marcan los diferentes capítulos del filme. El acercamiento que hace Simón a esta debacle está conducido por una empatía que evita el maniqueísmo y la estetización de la vida rural en el siglo XXI. La puesta en escena y el tratamiento de la imagen (la directora de fotografía es la boliviana Daniela Cajías) que construye la película tiene como eje la conjugación entre la representación de los cuerpos y del paisaje con el momento de agonía de la agricultura en la vida de una familia.


En muchas secuencias, esta conjugación destaca la potencia de la naturaleza en el cultivo de la tierra y el calor del verano, marcando el fin como una latencia siempre presente, violenta en su persistencia. En este sentido, recuerda a la latinoamericana La ciénaga (2001), primera película de Lucrecia Martel –que recientemente ha sido elegida en una encuesta como el mejor filme argentino de la historia.


Realismo naturalista, costumbrismo no romantizante contemporáneo, película de afectos familiares, Alcarràs es original y sólida en su propuesta. La cinta de Simón llega a la carrera por una nominación al Oscar luego de haber ganado el Oso de Oro en la Berlinale 2022, prestigioso premio que la ubica en lo más alto del cine europeo contemporáneo. Disponible en Filmin.


El prodigio

El filme dirigido por el chileno Sebastián Lelio –quien ya entró a Hollywood por la puerta grande con el Oscar a mejor película de habla no inglesa por Una mujer fantástica (2017)– presenta una historia de creencias y redenciones. En un pequeño pueblo irlandés en 1862, una niña de 11 años no come hace cuatro meses, pero está sana y viva. Un comité de doctores, creyentes y autoridades del pueblo contrata a Lib Wright (Florence Pugh), una enfermera inglesa, para que observe a la niña durante dos semanas. Hará este trabajo, planteándose muchos cuestionamientos desde el inicio, junto con una monja y ambas observadoras estarán prohibidas de intercambiar información sobre lo que vean y registren.


Ana O’Donnell (Kíla Lord Cassidy), la niña, afirma que se alimenta de “maná del cielo” y su familia, así como otros miembros de la fuertemente religiosa comunidad, creen que el hecho puede ser un milagro, aunque no lo expresen explícitamente. Desde el planteamiento, la historia es suficientemente atractiva para convocar a quien la vea. Pero quizás la clave que permite entender los sucesos y las estrategias que los personajes tienen para resolver el problema se encuentra antes de que la narración de los hechos inicie.


Rompiendo la cuarta pared, el filme abre con una escena (para evitar spoilers, no la describimos) que recuerda a las premisas del danés Lars von Trier en Dogville (2003), o a los modos del relato en Historias extraordinarias (2008) y La flor (2018), del argentino Mariano Llinás. De alguna manera, las varias modalidades en las que la trama se despliega (desde la leyenda del milagro, el drama religioso y la clásica película hollywoodense de época, hasta el cuadro de realismo y denuncia social, con guiños de fantasía y psicodelia), pero también el desarrollo de los hechos y su conducción hacia un punto que, si bien no es del todo impredecible, sí pone a prueba el marco del relato y el alcance de la verosimilitud hacia dentro y hacia fuera de los límites de la escena y la narración.


Este no es un filme sobre milagros, pero sí, definitivamente sí, es una película sobre el poder que implica creer las historias que nos contamos. Disponible en Netflix.


Los entresijos de la FIFA

El fútbol es una pasión de multitudes. Esta frase es un lugar común que en días como los que vivimos aparece en redes sociales, titulares de prensa, relatos deportivos y en la conversación cotidiana, más emocionada que de costumbre.


Aunque el entusiasmo de millones de personas en el mundo entero la confirma, es cierto que hoy en día esta frase y la experiencia que refiere no escapan del escepticismo de cientos de miles. Pocas veces antes en el siglo XXI el fútbol y sus instituciones recibieron tantas críticas y cuestionamientos generalizados como por el Mundial de Qatar, actualmente en curso. Algunxs dicen que, pese a todo, “la pelota no se mancha”, pero es difícil pasar por alto las flagrantes violaciones a los derechos humanos que rodean la decisión de celebrar, por primera vez en la historia, una copa del mundo en un país árabe e islámico.


A estas alturas, también han aparecido cuestionamientos a esta postura que plantean que la condena de la realidad de desigualdad y la dinámica social en Qatar está descrita desde el orientalismo e incluso la islamofobia, que sirven a Occidente para lavar su imagen y situarse ante el mundo como una zona civilizada y segura.


Las instagramers @aisetouk y @chaimaaboukharsa se preguntan: “¿quiénes ganaron beneficios mientras morían miles de trabajadores en Qatar?”. Es posible responder esta pregunta viendo la miniserie documental Los entresijos de la FIFA, una mirada profunda a la corrupción de la institución regente del fútbol mundial y que hace varias décadas funciona como una familia de la mafia. Las luchas de poder que caracterizan a la federación internacional están atravesadas de malversación de dinero, sobornos y fraudes, según las investigaciones de la Policía suiza y el Departamento de Justicia de Estados Unidos que, desde 2015, han acusado a más de 50 personas y empresas, entre ellas altos cargos de la FIFA, la Concacaf y federaciones de fútbol de diversos países.


Este es uno de los temas centrales de la serie, que despliega con minuciosidad las prácticas de corrupción de personajes como João Havelange –presidente de la FIFA entre 1974 y 1998–, el expresidente de la Concacaf, Jack Warner, y Chuck Blazer –miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA hasta 2013 e informante en el caso. En sus cuatro capítulos, el documental se presenta como un true-crime show y es lo suficientemente inteligente para incorporar declaraciones de los principales señalados, como el expresidente de la FIFA Joseph Blatter y la élite económica-política de Qatar. Aunque podría ser más corta, Los entresijos de la FIFA resulta tremendamente interesante para fanáticxs y no fanáticxs del fútbol en estos días de pasiones y escepticismos. Disponible en Netflix.

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