Las propuestas escénicas del Premio Peter Travesí
- eva peredo
- hace 1 minuto
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Segunda parte de la crónica y repaso a la programación del evento teatral que acaba de concluir en Cochabamba.

Obra: Bajo terapia
El miércoles 1 de octubre se presentó UMA Teatro (Tarija) con su obra Bajo terapia, del dramaturgo argentino Matías del Federico. La única obra de autoría extranjera.
Bajo la dirección de Martín Leis, esta popular comedia que fue reversionada en muchos países, cuenta la historia de tres parejas que acuden a terapia y se encuentran con una sesión sorpresiva donde todo el grupo tendrá que evaluar sus conflictos íntimos siguiendo ciertos pasos que deja su terapeuta. La puesta en escena es la misma que propuso el director argentino Daniel Veronese cuando presentaron por primera vez esta comedia: un consultorio amplio, iluminado, funcional, que aporta claridad a la obra; además de la misma iluminación, sonido y recursos escénicos.
La narrativa escénica, en su mayoría, también es la misma: un ritmo que va en ascenso y no da respiro. Es una obra entretenida que transita entre la comedia, la sospecha y la curiosidad, logrando mantener atenta a la audiencia. El trabajo actoral es equilibrado, se va acentuando en el transcurrir de la historia y consigue, en la recta final, encontrar la sintonía grupal.

Obra: UCU, más allá de la montaña
El 2 de octubre, fue el momento de Madrastra Teatro (Cochabamba) y UCU, una puesta en escena compleja y creativa.
La obra, de autoría y dirección de Alejandro Marañón, nace de la iniciativa de la ONG Vida Silvestre y el programa Jukumari. Cuenta muchas historias en torno a UCU, un Jukumari que es perseguido por una comunidad precaria que vive a las faldas de la montaña. Pese a la mediación constante de una activista que intenta protegerlo, los comunarios están convencidos de cumplir su cometido. La puesta en escena tiene ritmo y dinámica: 17 bancas se convierten en varios escenarios, la iluminación y el sonido funcionan bien, así como los recursos escénicos. La actuación es exigente, sostiene un ritmo grupal, va creciendo junto con la trama hasta ofrecer interpretaciones solidas y conmovedoras.
La narrativa es compleja, da mucha información; un desafío para el director que debe conectar cada escena y darle sentido a un todo. Al final, Marañón consigue su objetivo: la escenificación va en ascenso, todo cobra sentido, las últimas escenas atrapan completamente al público.

Obra: Basura, bienvenidos a K’ellapata
El viernes 3 de octubre, entró en escena Altoteatro (La Paz) con su obra Basura, bienvenidos a K’ellapata, una puesta en escena intensa, con un excelente ritmo y con imágenes hipnotizantes.
Con texto y dirección de Freddy Chipana, la obra sumerge en un ambiente caótico, oscuro y crudo; la basura, desde su concepto literal hasta su connotación más psicológica es el detonante de varias historias que cuestionan a la humanidad, reflejando su miseria e insensibilidad y lo superficial y violenta que puede llegar a ser. La propuesta escénica es un espectáculo musical bien manejado, y que no desentona con las actuaciones que atrapan desde el inicio y llevan por diversos estados emocionales.
La puesta en escena es imponente: paneles móviles se transforman en varios escenarios, lo que aporta al objetivo; la música en vivo, hecha con instrumentos no convencionales reciclados, es un enorme aporte, pues marca presencia y le da personalidad a la obra. La iluminación y los recursos escénicos funcionan, a excepción del mapping que casi pasa desaparecido.
La narrativa de la obra, en gran parte esta bien lograda. Le brinda versatilidad, diálogos bien trabajados, monólogos ligeros se transforman en testimonios profundos y estremecedores. Casi toda la obra te mantiene al filo del asiento. Un detalle en la narrativa es el final, el desenlace se queda corto frente a todas las grandes escenas que regala la obra; al respecto Freddy Chipana expresó: “…luego de esta función vamos a reconstruir la obra y la vamos a potenciar, para hacer una versión final”.

Obra: El florecimiento del cerezo
El 4 de octubre fue el turno de Teatro La Cueva (La Paz) con El florecimiento del cerezo, una puesta en escena ligera y poética.
Bajo la autoría y dirección de Enrique Gorena, la obra cuenta la historia de Marcelino, una marioneta de madera con silueta humana (Ningyo, en japonés), que intenta seguir con la tradición de sus antepasados y termina encarando un viaje para conectar con su entorno y con él mismo. En ese andar, Marcelino cobra vida y se refleja en la dualidad de verse como un hombre y una mujer, explorando su lado masculino y femenino para entrar en armonía con su ser completo. La propuesta escénica es refrescante, reinterpreta el Bunraku japonés y sus principios, fusionando creencias bolivianas como la cosmovisión andina. La puesta en escena es visualmente hermosa, equilibrada y muy bien trabajada.
La dirección es acertada, la escenografía funciona y la música fluye con la narración y eleva cada escena. La actuación es profunda y minuciosa, desde el ambiente que generan los músicos y narradores (Marcelo y Daniel Gonzáles), hasta el trabajo corporal de Edwin Villarroel y Raquel Márquez, quienes nos regalan momentos estéticamente poéticos y conmovedores. La narración escénica esta bien manejada, el público se deja llevar por el ritmo de la obra, se deja conducir por este viaje suave y sensible cargado de emociones.

Obra: Lluqu, Lluqu
El cierre del Premio Nacional estuvo a cargo de Tabla Roja Teatro (La Paz) y su unipersonal Lluqu, Lluqu (Corazón, en aymara), una obra sobrecogedora y honesta.
Con actuación, autoría y dirección de Ariel Baptista, la historia invita a una fiesta para celebrar lo bueno y lo malo, lo conocido y desconocido… celebrar la vida y el latido constante del corazón (lluqu, lluqu…). Un viaje personal que parte de conectar con la Pachamama, encarnar el tinku, soñar por medio de las alasitas, hablar con los ancestros, guiarse por las estrellas y constelaciones y, finalmente, enfrentar a Illapa, el trueno.
La propuesta escénica fue trabajada en Suiza, desde la nostalgia y la necesidad de enraizarse al ayllu (familia). Tuvo una gira de 12 presentaciones por Europa, donde la obra fue madurando y encontrando su camino. Hay mucha poesía en el texto, que fluye entre silencios, alegría y diálogos profundos; conecta constantemente con su identidad, a través de la tierra, un cóndor, una montera, aguayos y chuspas. La música es acertada aporta y eleva las escenas, igual que la escenografía que es bien utilizada. La interacción con el publico es clave en la escenificación; Ariel Baptista consigue cambiar el ritmo de la obra conectando con el público, haciéndolo parte activa. Los recursos escénicos funcionan, crean momentos mágicos, como la interacción con las estrellas, o la conversación con los ancestros.
La actuación es notable, fuerte y vulnerable; el trabajo corporal esta bien trabajado, es sincero, realmente llega a transmitir su transito, su lucha, sus miedos, su entrega.
Un detalle en la función fueron los claros problemas con la iluminación, que le restaron visualmente a varias escenas; pero la calidad actoral y la experiencia de Ariel Baptista compensaron.
Un aplauso de pie.
Cierre y premiación
El Premio Nacional Peter Travesí concluyó con la entrega de estatuillas y certificados a todos los elencos seleccionados. Luego de la deliberación del jurado, conformado por Mariana Bredow y Celeste Lezcano, pasaron a los reconocimientos individuales:
• Mejor obra: Basura, bienvenidos a K’ellapata de Altoteatro
• Mejor dramaturgia: Alejandro Marañón, de Madrastra Teatro
• Mejor dirección: Ivette Mercado, de Makhurka Teatro y Enrique Gorena, de Teatro La Cueva
• Mejor actor: Ariel Baptista, de Tabla Roja Teatro
• Mejor actriz: Carmen Tito, de Altoteatro
Además, se entregó reconocimientos a Ramiro Ramírez, Germán Muñoz, David Torres y Teresa Méndez. La Revista Cultural La Trini, también recibió un reconocimiento por la cobertura y difusión.
Conclusiones
• El festival fue gratificante y esperanzador en cuanto al crecimiento artístico: nueve de las 10 obras fueron de autores bolivianos y reflejaron una solvente dramaturgia
• Se pudo ver puestas en escena arriesgadas, muchas de ellas refrescantes e innovadoras
• Pese a que la presencia de público mejoró las últimas cinco noches, siguió siendo baja. Es un problema al que se tiene que prestar más atención en futuras versiones
Un vacío en la convocatoria, momento tenso en el Premio Nacional
Se vivió un momento tenso en esta versión del Travesí. Al finalizar la obra Bajo terapia, de UMA Teatro, la jurado Mariana Bredow observó que el elenco no contaba con el permiso de la puesta en escena, original de Daniel Veronese.
El director del elenco, Martín Leis, al respecto sostuvo que “en la convocatoria no señalan que se presente el permiso de la puesta en escena, solamente del texto de la obra. Además, yo recreo cosas que funcionan y la puesta en escena original de la obra funciona y va con el estilo de teatro que yo hago”. Juan Argandoña, organizador del evento, ratificó que UMA Teatro presentó los permisos de derecho de autor y admitió que existía un vacío: “es un vacío en la convocatoria, en 34 versiones nunca se ha dado este caso”.
Una vez finalizado el evento, trascendió que Argandoña y Leis se contactaron con Veronese, quien ratificó que dio el aval de la utilización de su puesta en escena. Incluso el autor del texto, Matías de Federico, mediante un audio, aseveró que “no tenemos objeción para con ese grupo”. De esta forma, Argandoña siente que el problema está resuelto y asegura que este tema será tomado en cuenta para las siguientes versiones.
No obstante, Bredow mantiene sus observaciones: “una obra que copia un video tan visto en YouTube debería ser descalificada, aunque tenga los derechos de autor se debe hacer una propuesta en base a un texto para decir que es una puesta en escena propia (…). Cuando yo le pregunté frente al público de quién era la puesta en escena, el director se la adjudicó a sí mismo, teniendo la oportunidad de decir la verdad”.
Bredow agregó que “mi señalamiento de este hecho no es con ánimo de destruir artísticamente a un colega; en absoluto, es por un deseo de mejorar el Peter Travesí, para que sea más exigente en cuanto a la originalidad de las puestas en escena”.
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