Reproducimos la presentación del número 17 de la revista de la Carrera de Literatura de la UMSA que está dedicada al escritor paceño fallecido este año. Ensayos, artículos, entrevistas y reseñas se enfocan en diversas facetas de la prolífica trayectoria del autor de Periférica Blvd.
El fallecimiento de Adolfo Cárdenas el domingo 26 de febrero de este año fue un golpe que sentimos muy hondo; una gran tristeza se alojaba en el estómago. Moría uno de los escritores más emblemáticos de la ciudad de La Paz y de Bolivia; un escritor sin el cual no podríamos entender las últimas décadas del siglo xx y las dos primeras del xxi. Su hija María Libertad y Sonia, su compañera, se muestran igual de sorprendidas: no lo esperaban, aunque él –nos cuentan– había estado delicado los últimos meses antes de su fallecimiento. En la entrevista que condujimos tres de las editoras de El Zorro Antonio conocimos más de los últimos meses de Adolfo y nos adentramos en su dimensión personal y familiar, lo que nos permitió no solo recordarlo como escritor y hombre de letras, sino como ese ser humano que tanta gente quería y apreciaba.
Inmediatamente supimos de su fallecimiento, quienes formamos parte del consejo editorial de la revista nos dispusimos a organizar este homenaje. Merecidísimo homenaje pues Adolfo fue parte de la Carrera de Literatura por muchos años, amigo de muchos docentes y estudiantes, entrañable conductor del Taller de Escritura Creativa. Precisamente en la primera parte del dossierescriben (en “Reminiscencias”) algunos antiguos talleristas, recordándolo con especial cariño, así como docentes y amigos que se encontraron con él y gozaron de su presencia y conversación.
Nació en 1950, a la era de la Revolución nacional y de las dictaduras. En ellas fue joven en La Paz, y ellas entraron en su narrativa de manera contundente, contagiándola de violencia. No fue solo esta violencia la que permeó su literatura, sino las antiguas violencias históricas, sociales, y las más íntimas, las de las infidelidades y las traiciones. Orfebre complejo de la lengua, decidió que su narrativa trabajaría la intimidad del habla popular y lumpen, entregando a sus lectores un escenario diverso de oralidades rurales y urbanas. Además, decidió que armaría su lenguaje en el humor, la parodia, la ironía, con el deseo de crear un mosaico donde estén involucradas las historias de este país, los personajes de esas historias –traídos a la página a través de la particularidad de sus lenguajes–, todo ello tamizado por la crítica, la risa, la desestabilizante densidad de las imágenes de la transgresión.
El dossier de la revista se abre a algunas “Lecturas y análisis” de varias de sus obras; estudios extensos que exploran en la entraña de su arte, de su estrategia narrativa, del mundo alucinante que armó a lo largo y ancho de su obra. La remembranza y la reminiscencia dan paso, así, a la aproximación académica de esta obra tan importante. Esta zona de nuestro índice es fundamental: el mejor homenaje que puede hacérsele a un escritor es leerlo con intensidad y rigor académico, refrescando la mirada crítica, reconociendo los vericuetos y meandros de una escritura tan compleja.
Además, está, cerrando el dossier, la “Reescritura”: desde la poesía y la dramaturgia, dos escritoras reelaboran la obra narrativa de Adolfo, como un modo de inventar creativamente diálogos entre las diversas artes escriturales.
En la sección “Rescate”, hacemos un homenaje gráfico a los dibujos de Adolfo –que fue siempre un asiduo dibujante; así lo confirma Luna, su nieta, a cuyos dibujos Adolfo hacía cercano seguimiento– y a los dibujos que muchos hicieron de él. Era un escritor con un temple gráfico, artístico; no por nada fue profesor en la Escuela de Bellas Artes. Sonia tuvo la amabilidad de darnos acceso a su archivo de dibujos.
En “Vigilia de otras artes”, como no podía ser de otra forma ya que Adolfo era dibujante y fan del cómic, presentamos una entrevista a dos de los responsables del armado y creación de la novela gráfica basada en Periférica Blvd. Se trata, sin duda, de una de las obras más destacadas del género –una Periférica gráfica que llega a captar el corazón de tan electrizante novela. Además, incluimos un texto de la persona que editó la novela gráfica, participando ella de ese modo en la estructuración íntima de esa obra de arte.
Decidimos que se haría la “Entrevista” de este número a la familia de Adolfo. Queríamos hablar sobre él desde múltiples puntos de vista: queríamos lograr una imagen del escritor en su casa, en su cocina, entre las personas que más amó, además de una imagen de él como hombre de letras y celebrado escritor. La entrevista a Sonia, la compañera en todas sus lides, a María Libertad, su amada hija, y a Luna, su nieta, luz de sus ojos, fue profundamente conmovedora, y creemos que nos permitió delinear, con la inmensa generosidad que nos regalaron, una imagen hermosa del complejo y entrañable ser humano que era Adolfo.
En la sección “Por mano propia” presentamos un cuento inconcluso: “Asesinato en el teleférico”. Adolfo lo iba construyendo en una agenda, formato de cuaderno que privilegiaba para escribir y armar sus relatos, así nos lo cuentan María Libertad y Sonia. Ambas tuvieron la generosidad de mostrarnos la agenda en que se encuentra este relato inconcluso y dejarnos fotografiarlo: decidimos entregarlo a nuestros lectores en formato facsímil para acercarlos a su letra, al lomo real y escrito con pluma fuente de las frases que estaban dirigidas a ser un nuevo cuento.
Y están, por último, las “Notas, reseñas y otros textos” que remiten en su corta extensión a entradas dinámicas a las diferentes obras de Adolfo. A diferencia de la sección “Lecturas y análisis” que, como dijimos, presenta lecturas extensas y detalladas de algunas obras, estas “Notas…” nos dan, en pantallazos cortos y contundentes, una descripción de la entraña de la mayoría de sus obras. Creo que esta sección cumple con el cometido de regalar a los lectores una imagen tipo mosaico de las aventuras de su escritura.
Ojalá logremos el objetivo que nos hemos propuesto de entrada: recordar a Adolfo con admiración y respeto; con la responsabilidad de lecturas armadas con compromiso académico y pasión lectora; con la tristeza que se alojó en nuestros estómagos hace algunos meses, pero ya convertida en celebración y júbilo por las extraordinarias hazañas y peripecias de su escritura.
Caricatura y la foto: archivo Cárdenas/Amuzquívar
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